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Charlie.

Lo que quedaba de la escuela no vi a Alex por ningún lado. Sky dijo que se sintió mal después del almuerzo, pero sabía que era mentira, me di cuenta de que ella y Alex tuvieron una discusión, por muy poco que hayan estado juntas y que yo las haya visto, se nota cuando ambas no están bien.

Hago mi camino hacia la casa de Alex encendiendo un cigarrillo para calmar mis nervios y me detengo en la puerta pensando seriamente en que decir o cómo saludar o ¿que demonios pienso hacer?
Se sentía un buen plan en mi cabeza hace un momento.

Cinco minutos pasan y seguía debatiéndome en si tocar o no. Sabía que ella se encontraba allí, ya que después de clases me pase por el campo para ver si podía encontrármela pero ella no estaba en las gradas, así que solo conduje directamente para acá.

Tocó el timbre y bajo las escaleras de su porche. Espero unos segundos que parecen una maldita eternidad hasta que por fin abre la puerta y se me queda mirando, nervioso mando mi cigarrillo a medio terminar al suelo y lo apago con la punta de mi bota, lo recogo y su mirada es de extrema confusión. Supongo que esta pensando ¿que diablos esta haciendo fuera de mi casa?

Espero a que sonría o me ponga los ojos en blanco, pero no hace ni una ni otra, espera que hable primero, ya que soy yo el que se presentó en su casa sin previo aviso.

Obviamente, idiota.

—Hola...

—Amh hola Charlie. ¿Qué haces aquí?

—Yo solo... quería ver si estabas bien. Sky dijo que te sentiste mal después del almuerzo y... ya después no te vi en toda el día, pase a buscarte al campo pero tampoco estabas allí así que...

Las comisuras de sus labios se elevaron un poco, y creo que me he enamorado de esa pequeña sonrisa. Son pocas las veces en las que sonríe de esta manera y verdaderamente está metiéndose en mi cabeza.

—En realidad ahora estoy mucho mejor. —contesta mirando dentro de la casa y después a mí. —¿Quieres... pasar?

La miro. —Claro.

Asiente con la cabeza y se adentra a su casa, la sigo y cierro la puerta detrás de mí. Se mete en la cocina y me hace un gesto para que entre. — ¿Te gustaría algo de tomar?

Asiento, porque realmente no puedo hablar justo ahora. Mi cuerpo se siente tenso y mis manos tiemblan, se dirige a la alacena y saca dos vasos de una estantería, los coloca en el mostrador que hay en medio de la cocina, me sonríe y se dirige hacia el refrigerador.

—Esta será una pregunta rara pero... ¿Quieres soda de dieta o normal? Ashley es jodidamente extraña y toma esa mierda de dieta que sabe horrible, pero si tú la tomas también puedo darte una. —Dice sacando la cabeza del refrigerador mirándome.

Sonrió. —Una soda que no sabe horrible estaría bien. —Le contesto sentándome en uno de los taburetes de la cocina.

Me guiña un ojo. Y mierda si no quiero ir y besarla justo ahora.

—Buena elección.

Saca del refrigerador dos coca-colas de lata y las pone en la barra. Me tiende el vaso y una coca-cola, abre la suya y la vierte en su vaso lleno de hielos hasta el tope.

¿Cuándo carajos le puso hielo a su vaso?

Se da cuenta de que estoy mirando directamente su vaso y suelta una risita nerviosa. —Lo lamento no te ofrecí hielos ¿Quieres unos?

Yo niego con la cabeza mirándola.

—Sé que son demasiados pero realmente me gusta el refresco muy frió. Aunque después me duelan los dientes.

Siempre TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora