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Charlie.

El fin de semana fue extraño porque no deje de pensar en Alex, y en este sentimiento familiar que me daba un poco de miedo, no sabía qué hacer. Si simplemente seguir con esto o alejarme.
Y para ser honesto no dejaba de mirar por la ventana hacia su casa para ver si podía verla. Mi hermana pequeña tampoco se olvidó de ella, ya que el domingo en la tarde mientras estábamos en la cocina preparando la cena le conto a mi mamá lo que había sucedido el sábado con su pelota.

— ¿La chica de cabello amarillo que vive enfrente? —pregunto mi madre a Amber confundida.

Yo me reí ante su descripción. —No mamá, es otra chica. — Le respondí —Acaba de mudarse y es prima de la loca de cabello amarillo.

—Sí, y ella es muy bonita, y amable. Aunque vista toda de negro. —dijo mi hermana.

En eso estaba de acuerdo.

—Oh está bien— le contesto mi mamá a Amber con una sonrisa. — Y... ¿Has hablado con ella Charlie? —pregunto dirigiéndose a mí.

La mire con un gesto de confusión. — ¿Por qué preguntas eso?

—Bueno es nuestra vecina ahora, creo que deberías presentarte. Ser cortés, ya sabes. —me contestó ella, encogiéndose de hombros.

Yo solo me reí. Sabía que mi mamá aún dudaba el hecho de que ya había superado lo de hace dos años. Ella aún está preocupada por mí. Y aunque no lo allá superado del todo mi mamá no tiene por qué saberlo. —Si mamá, me he presentado. Aparte va en mi escuela y tengo una clase con ella. ¿Contenta? —cuestioné.

—A Charlie le parece linda. —Nos interrumpió mi hermana. Ambos volteamos a mirarla.

—¿A sí? — dijimos al unísono mi madre y yo, aunque mi mamá un poco más fuerte. — ¿Y tú como sabes eso enana? —Le pregunte.

—Solo lo sé. — Contesto ella con una sonrisita en la cara.

Ya habían pasado dos años desde lo de Melanie, pero Amber aún se acordaba mucho de ella, se llevaban muy bien y tan solo mencionarlo solo hizo que todos los recuerdos llegaran a mi mente. Solo negué con la cabeza y ayude a mi mamá a poner la mesa. Ganándome por supuesto una mirada de su parte.

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Entre el martes en la mañana al estacionamiento con veinte minutos de antelación. Primera vez que llegaba más temprano de lo habitual. Estacione mi auto y a los cinco minutos Rich estaciono el suyo, bajo de su auto y se acercó a mi ventana.

—¿Por qué tan temprano?— Pregunto confundido. Él también lo había notado.

Baje de mi auto sin contestarle, saque un cigarrillo y lo encendí. Le di una calada y expulse el humo, pero esta vez no directo a su cara. —Solo desperté antes hoy, no tenía nada que hacer y me vine.

Rich me lanzo una sonrisa. —Si claro, ¿No será porque te toca Literatura Avanzada hoy?

Ignore su comentario y mire hacia el otro lado. Michael entro al estacionamiento de la escuela y se dirigió con su moto hacia el aparcamiento donde se encontraban las bicicletas. Se bajó de ella y se dirigió hacia nosotros poniéndose un cigarrillo en la boca.

—Buenos días princesas. —nos saludó buscando en su chaqueta su encendedor. Rich y yo lo miramos ya que estaba palmeando todo su cuerpo para encontrarlo. —Mierda, olvide mi encendedor. ¿Me prestarías el tuyo cara de culo? —pregunto dirigiéndose a mí.

Metí la mano en mi chaqueta, haciendo como que buscaba mi encendedor y le enseñe el dedo de en medio. Rich empezó a reír.

—Oh si eso es gracioso. Eres tan cómico. —murmuro Michael, sarcástico.

Siempre TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora