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Charlie

La campana de salida sonó y las clases por fin habían terminado. Aun así mi día empezó de la mierda.

Salí de mi salón e hice mi camino a mi casillero para dejar mis libros de la última clase. Habilidades Directivas ¿Pero a quien mierda se le había ocurrido esa estúpida materia? ¿Quién rayos iba a utilizar un cuadro para poder enumerar las actividades más importantes y las que no?

Nadie en su maldita vida.

Aún así quería irme de ahí pronto para distraerme y olvidar lo de esta mañana, pero era imposible. Todos en el pasillo hablaban de la nueva parejita. "él chico británico Alex Arnold y la prima de las porristas, Alex Gentry" Las chicas cuestionaban por qué él había puesto los ojos en ella, y los chicos murmuraban que se les había escapado, y eso me hizo apretar más los dientes. Ni siquiera sabía que el idiota de Arnold era británico.

Puse mi contraseña en mi casillero y metí todos mis cuadernos y libros, no tenía tarea para todo el fin de semana así que me negaba a cargar algo a casa hoy. Cerré mi casillero y camine hacia el estacionamiento en dirección a mi auto, lo abrí y metí mis cosas dentro. Saque un cigarrillo de mi chaqueta y me recargue en la puerta esperando a que Mike llegara, ya que hoy lo llevaría a su casa. Lo prendí he inhale el humo reteniéndolo un poco para después sacarlo por la nariz y lo que quedo de esté por la boca. Mire hacia el campo de futbol y recordé cuando me acerque a Alex en las gradas.

No podía dejar de pensar en el beso que nos habíamos dado. Cada que lo hacía sentía algo extraño en mi interior, y realmente quería poder volver a hacerlo, deseaba mucho besarla despues de lo de ayer, y creía que podía suceder, pero con lo de esta mañana y lo que todos comentaban supuse que ya no podía pasar.

¿Porque rayos me había correspondido el beso si salía con él? La que me dijo que no le interesaba, claramente estaba interesada en Arnold. No podía creer que me mintiera, y en mi cara. Ninguna chica había llamado mi atención desde hace un año y, cuando por fin sigo los consejos que Mel me había dicho cuando salíamos sucede que de un momento a otro conozco a una chica que me atrae, y hasta se podría pensar que ella lo planeo todo.

Busco mi encendedor en el bolsillo de mi chaqueta y lo miro. Con mi dedo delineo el pequeño corazón que tiene grabado en él.

›› Así podrás recordarme, y cada vez que lo veas sientas la culpa por mentirme y decirme que ya no ibas a fumar y aun así lo haces.‹‹

Ya no había utilizado este encendedor poco después de que empezáramos a salir, ya que a ella no le gustaba que fumara. Nunca creí que podría llegar a amar tanto a alguien y dejar lo que me gustaba a mí por complacerla a ella. Pero lo hice.

Tampoco creí que una chica a la que le gustaba salir de fiesta en fiesta y era porrista me atrajera tanto hasta el punto de no querer estar con alguien más. Siempre intentó hacer que me relajara y viviera mi vida como si fuera el último, ella lo creía de esa manera, por eso intento cambiarme y lo logro. Todos estaban realmente sorprendidos por el hecho de que estuviera en fiestas y en aquellos lugares a los que odiaba ir en vez de estar en mi cama, pero ella pudo hacerlo, haciendo que viviera mi vida al mismo ritmo que ella lo hacía, y le encantaba, tanto como a mí me encantaba estar con ella.

Miro mi cigarro entre mis dedos viendo cómo se va consumiendo de poco a poco, y recuerdo que así me sentía yo cuando ella murió. Todo en lo que podía pensar era en ella y en lo injusta que era la vida por llevársela. En todos los planes que ella tenia, y en todos los planes que teníamos. En lo mucho que la amaba y en lo mucho que siempre me decía que no importara que, estuviéramos juntos o no, seguiría viviendo mi vida como si fuera el último.
Y es lo que hago Mel. Jodidamente lo hago.

Siempre TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora