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Alex.

El despertador suena de nuevo aturdiéndome y haciendo que gire en la cama para taparme la cara con la almohada. Extrañamente hoy pude dormir, y podría decir que muy pacíficamente. Lo que sucedió ayer, todo lo que las porristas habían dicho al principio no me dejaba dormir, pero después de reflexionar y darme cuenta de que ningún chico vale la pena decidí olvidarlo. Trato de jalar la cobija para poder dormir un poco más, pero algo me lo impide y es cuando recuerdo que Sky se quedó conmigo anoche.

Ruedo de nuevo y sacudo a Sky para que despierte, gira y su brazo se estampa con mi cara dándome directo en la nariz. Subo mis manos hacia mi cara cubriéndome y tratando de que así inútilmente se vaya el dolor.

Maldita sea Sky tiene un brazo duro.

—¿Qué mierda pasa? —Cuestiona mirándome desde su lado de la cama.

Yo gimo.

—Si buenos días también a tu brazo Sky. —mascullo con las manos aún en mi cara.

—¿Te despertase de malas Alex?

—No Sky. Tu maldito brazo le dio los buenos días a mi cara. Eso es lo que pasa.

Ella ríe y me quita la mano de la cara. —Lo siento escuche el despertador e iba a intentar apagarlo, supongo que no sentí porque aún sigo dormida. ¿Aún te duele?

Asiento y salgo de la cama para tomar una ducha.

—Si Sky, aún duele. Me diste directo en la nariz y la pieza se me enterró.

—¿Qué es eso? ¿Qué es lo que pasa ahí afuera? Esta alguien tratando de entrar a tu casa ¿o qué? —pregunta sentada en la cama ignorando por completo lo que acabo de decirle.

Me rio. Efectivamente, mucho ruido del otro lado de la puerta.

—"Eso" es el monstruo de mi prima a las seis de la mañana.

—Diablos sí que es una patada en el culo.

Asiento tomo mi toalla y me encamino al baño. —Te lo dije.

-

A las siete menos cuarto Sky y yo hacemos nuestro camino hacia su auto estacionado fuera de mi casa. Mi prima obviamente todavía no acababa de arreglarse y nosotros ya hasta habíamos desayunado. Abre la puerta de su auto y trepamos dentro. Estira su mano hacia el estéreo y una canción de Martin Garrix suena a todo volumen. Me tapo los oídos y espero a que le baje a la música.

—Lo siento, pero amo a ese hombre.

—Tanto como para quedarte sin audición

—Tanto así. —dice con una sonrisa de oreja a oreja.

Le devuelvo la sonrisa y niego con la cabeza. Esta mujer está totalmente loca por los chicos.

Abro la guantera de Sky y saco un pequeño espejo que tiene ahí para poder ver mi nariz que aun duele y muevo mi argolla para acomodarla en su sitio.

—Entonces Alex... ¿qué vas a hacer con Charlie? —pregunta luego de un rato.

Pongo los ojos en blanco. —No tengo nada que hacer con el Sky. No somos nada, así que ¿Por qué lo preguntas?

—Sabes muy bien porque Alex. No sabemos si lo que dijeron las porristas sea cien por ciento cierto. A Charlie le gustas así que...

—Deja de decirlo Sky, es mentira, tú lo escuchaste ayer, solo quería besarme, ya no me interesa. Ya no quiero saber nada de él. ¿Entendido? A la mierda con él.

Siempre TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora