Capitulo 13

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Es súper temprano cuando salimos del almacén y emprendemos nuestro viaje al nuevo edificio. Todos, excepto Dominic y yo, están sorprendidos por el buen estado del edificio, los baños están limpios, las camas son nuevas al igual que los organizadores.

—Esto está mucho mejor que ese horrible almacén —dice Harvey.

—Aquí estaremos a salvo de cualquier policía.

Como cosa normal en mí, me desconecto cuando alguien comienza a hablar algo que no me importa. Mi mirada es atraída por una de la ventana, me acerco y miro a través de ella. En la parte trasera del edificio se extiende un gran bosque, las ganas de ir allá me invaden de inmediato pero me aguanto antes de que crean que mi locura va más allá de asesinar.

Dominic termina su discurso y procede a indicarnos cuáles son nuestras nuevas habitaciones. La mía esta en el tercer piso, puerta 3, a dos puertas de la habitación de Dominic. Admito que mi nuevo espacio me gusta. Es grande, tengo baño propio, una cama mucho más cómoda y un juego de muebles normales.

Después de dejar el bolso a un lado de la cama, salgo de ahí sin que nadie me vea. Tengo que ir a ese bosque. Ya fuera de esas cuatro paredes, inhalo el fresco aire de la mañana. Camino en dirección al bosque. Los tallos de los árboles son gruesos y están unos muy cerca de los otros, las raíces sobresalen notoriamente.

Salto una que otra vez para seguir avanzando. Se puede escuchar claramente el canto de los pájaros y ver uno que otro animal merodeando por ahí cerca. Caminar por aquí es realmente gratificante. De pronto se me ocurre subir a un árbol, busco uno que tenga una rama lo suficientemente baja para apoyarme. Encuentro uno y escalo. Subo cinco ramas y me siento en una gruesa. Mis piernas se mesen suavemente mientras me apoyo contra el tronco.

— ¡Kate! —gritan abajo.

Echo el ojo a un lado y veo la silueta de Dominic.

— ¿Qué quieres?

—Involucrarme —sonríe.

—Ya vete y déjame en paz.

—No puedo.

Entorno los ojos y lo insulto mentalmente.

— ¿Vas a bajar?

—Ya voy.

Rompiendo con mi tranquilidad me muevo bajando por el árbol.

— ¿Para qué me quieres? Estaba tranquila.

—Te tengo un regalo.

— ¿Un regalo? —entonces noto que tiene una de sus manos por detrás de su espalda. — No me digas que me vas a matar aquí.

—No, te compre algo —mueve la mano dejando delante de mí un hacha—. Ayer pase por un tienda y la vi, recordé que te gusta cortar y pues la compre.

La tomo y detallo. Es un hacha de más o menos un metro de largo de hoja delgada y cortante, el mango en negro mate y tiene un acabado corrugado para un buen agarre.

—Me gusta y tiene buen peso —es bastante liviana—. Gracias.

—De nada ¿ahora te unes a comer con nosotros?

—Solo por esto.

—De acuerdo.

Nos ponemos en marcha.

— ¿Por qué rayos haces esto? Quiero decir, el hacha, dejarme bañar en tu habitación, retenerme, y todo eso.

—No lo sé, solo lo hago.

A Bad GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora