Ya han pasado dos días desde el incidente con Kim y John. Afortunadamente nos llamaron al día siguiente y nos indicaron que ella estaría bien pero que necesitaría descanso y cuidado por al menos una semana ya que su cuerpo está bastante magullado.
Justo ahora me encuentro en una de las ramas de los arboles disfrutando de una increíble y fuerte lluvia. El agua choca con fuerza contra mis hombros al igual que con el resto de mi cuerpo. Tengo la cabeza echada hacia atrás, apoyada en el tronco, respirando aquel aire tan fresco y liviano. Dejo divagar a mi mente en cosas sin sentido, relajándome y casi olvidándome de todo de mi vida.
Un ruidoso trueno me saca de mis pensamientos poco profundos regresándome a la realidad. Abro los ojos y noto que la lluvia se ha intensificado, apenas puedo ver bien mí alrededor. Decido bajar del árbol cayendo en un gran charco de lodo, llenando mis amadas botas de aquella pasta marrón.
Con pasos torpes logro salir del bosque y regresar a la residencia. Al entrar me saco los zapatos y camino con ellos en mano hasta mi habitación, impresionantemente no hay nadie en los pasillos, ni en el comedor y tampoco en el sótano. Ya en la tranquilidad de mi habitación, me saco la ropa y junto con la otra, la meto en la lavadora para lavarla, en el lavamanos cepillo las botas quitándole todo el lodo.
—Veo que disfrutaste de la lluvia —dice una voz detrás de mi provocando que dé un salto del susto y me gire a ver.
—Mierda... —exhalo al ver a Dominic apoyado en el marco de la puerta—. ¿Cuánto llevas ahí?
—Lo suficiente —sonríe y noto como su mirada baja por mi cuerpo, enseguida recuerdo que estoy en bragas y sujetador.
—No seas pervertido.
—No lo soy.
—Recuerda que dijiste no querer nada conmigo.
—Oh vamos Kate —cabecea y se acerca.
—No me digas que ahora cambiaste de parecer —dejo las botas y poso las manos en mi cintura mirándolo fijo.
—... —se acerca más.
—Además dijiste que no me aceptarías —ya está a pocos centímetro de mi.
—Sshh... —posa las manos en el lavamanos, a cada lado de mí. Acorralándome otra vez. Dejando su rostro a un par de centímetros.
—Igual ya sé que te gusto, si no, no estuvieses haciendo todo esto... —miro hacia arriba.
—Si... —su aliento choca contra mi cara—. Puede que me gustes pero justo ahora te deseo más...
Al escuchar eso mi corazón comienza a latir rápidamente, la garganta se me cierra y la respiración se me atropella.
— ¿Qué? —susurro.
—Lo que oíste, te deseo... —termina de pegar su cuerpo al mío.
Enseguida siento la deliciosa calidez de su cuerpo unirse al mío.
—Quiero besarte otra vez... —se inclina un poco.
Benditas las ganas que le tengo justo ahora. No aguanto más y paso mis manos alrededor de su cuello atrayéndolo del todo a mí y uniendo sus labios a los míos. Lo recibo complaciente –más de lo debido—. Dejándolo deslizar su lengua en mi boca. Sus manos toman mi cintura con fuerza. Mueve los labios lentamente una y otra vez.
—Carajos... —dice al detenerse y alejarse unos pasos.
— ¿Qué? —lo miro ciertamente un poco asustada por su reacción.
—Sigues mojada —me señala.
—Oh lo siento... —agacho la cabeza—. Iré a cambiarme, quédate aquí.
Rápidamente paso a su lado dirigiéndome a los cajones de ropa, saco una muda seca y me cambio a un lado donde no puede verme.
— ¿Lista? –lo escucho decir en el baño.
—Si —seco mi cabello con la toalla para luego cepillarlo mientras él se incorpora—. Perdón por haberte mojado.
—No es gran cosa —encoje los hombros—. Aunque me gustaba más cuando no tenías camisa ni short –vuelve a acercarse.
— ¿Qué quieres Dominic? —lo detengo—. Y esta vez quiero que me respondas con sinceridad.
—... —vacila mirando a cualquier lado menos a mí, exhala rendido—. Te quiero a ti —posa sus ojos sobre mí.
— ¿De verdad? ¿En qué sentido?
—Sí. En todos —sonríe lujurioso.
Entonces me doy cuenta que estoy conteniendo el aire. Exhalo liberando la presión en mi pecho.
—Bien —asiento.
— ¿Qué quieres tu? —retoma sus pasos hacia mi haciéndome retroceder hasta sentir la orilla de la cama detrás de mis rodillas.
—... —pienso en lo que diré.
—Vamos dime.
—Quiero todo lo que no tuve desde los 17...
—... —sonríe de nuevo, exhibiendo sus perfectos dientes—. Que ambiciosa.
—Gracias.
Dominic se acerca tomando mi rostro para besarme, de un segundo a otro los dos caemos sobre la cama. Él no se tarda en moverse quedando entre mis piernas. Continua besándome mientras que con un leve movimiento comienza a frotar nuestras pelvis.
—Mmm... —gimo en su boca al sentir un cosquilleo en mi vientre.
Sus manos recorren toscamente mi torso, y aunque así sea, me causa escalofríos. Siento como el oxigeno se me acaba y al hacerlo él deja mi boca yendo a mi cuello.
—Aahh... —jadeo y muerdo mi labio evitando que salga otro.
—No sabes lo mucho que deseo tenerte así por un buen rato —me mira.
—Y quién diría que eres todo un romántico —me burlo.
—No lo soy.
—Claro —tomo su rostro para volver a besarlo pero en eso alguien toca la puerta.
—Kate —es Hana—. ¿Estás ahí?
—Mierda... —decimos Dominic y yo al mismo tiempo cosa que nos hizo reír.
Nos levantamos y acomodamos la ropa. Camino a la puerta.
—Hola Hana —digo con mi mejor sonrisa falsa—. ¿Qué pasa?
—Eh... —su mirada va hacia Dominic que está a un lado de mí—. Tengo noticias de Kim.
— ¿Qué dijeron?
—Pues que está reaccionando bien a los medicamentos, ya está consciente pero aun tenemos que esperar para poder verla.
—Gracias a Dios... —una inmensa alegría me invade—. Bueno, tendremos que esperar ¿aun me siguen odiando los demás? —luego de matar a John todos se tornaron en mi contra.
—No te odian solo creen que eres un poco peligrosa.
—Es lo mismo.
—Tranquila, ya se les pasara a esos idiotas.
Dice un par de cosas más y al irse nos deja a Dominic y a mí en una atmosfera totalmente diferente a la de antes. Obviamente los dos estamos incómodos al pensar en lo que habíamos hechos minutos atrás y que ahora no sabíamos como continuar.
—Tengo que irme –-dice de pronto.
—Ok —digo como si nada.
Sorprendentemente me toma por la cintura, planta un beso en mis labios y se va.
Diablos. Creo que estoy más loca de lo que creí.
ESTÁS LEYENDO
A Bad Girl
HorreurElla una psicópata: Persona con un trastorno antisocial de la personalidad, que se manifiesta de forma agresiva, pervertida, criminal o a través de comportamiento amoral sin empatía ni remordimientos. Él, un sociópata: personas que no muestran empat...