Capitulo 20

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Estoy acostada boca abajo, disfrutando de las caricias en la espalda provenientes de Dominic. Su mano se mueve lentamente de arriba hacia abajo. Hace rato que amaneció y mas rato aun el que llevamos aquí pero no quiero levantarme.

—Kate.

—Mhn.

— ¿Te vas a levantar en algún momento?

—En unos segundos...

Él continúa en silencio con su suave toque. Tristemente tengo que levantarme.

—Mmm ya... —me acerco a Dominic, le doy un rápido beso y salgo de la cama en dirección al armario.

—Pensé que me quedaría aquí todo el día —ríe.

—Podría pero dirías que te distraigo —me pongo la ropa interior y luego mi conjunto negro.

—Ya me distraes.

—Eso es problema tuyo, yo no hago nada —entro al baño a cepillarme los dientes.

—Si lo haces —lo escucho cerca.

—Claro.

Al terminar me giro y lo veo apoyado en el marco de la puerta, desnudo.

—Ahora vístete, no pretendo pasar otro día aquí, necesito que me dé el aire —paso a su lado rozando levemente su cuerpo.

Salgo de la habitación con aire imponente. Estas últimas 48 horas han sido refrescantes para mí. Quién diría que un poco de sexo te haría sentir tan bien.

—Pero miren quién esta tan sonriente –dice Hana cuando me siento a su lado a comer—. ¿Qué tienes?

—Nada.

—Oh vamos Kate, te ves diferente.

—Me siento bien hoy, es todo.

—Aja... —me mira raro pero lo deja estar—. Hoy iremos a ver a Kim, la enfermera dice que ya está totalmente estable y puede recibir visitas.

—Genial, la extraño.

—Yo igual.

Tardamos una hora en terminar, apenas lo hicimos tomamos nuestras cosas y nos fuimos al hospital.

—Buenos días, venimos a visitar a Kim Sanders —le digo a la recepcionista.

—Claro, habitación 213 a la izquierda.

—Gracias.

Dejamos a la mujer y caminamos por el largo, blanco y esterilizado pasillo.

—Estos lugares me desesperan —bufa Hana.

—Ya somos dos.

Nos cuesta encontrar la habitación pero cuando lo logramos nos alegramos un montón en ver a Kim comiendo.

— ¡Hana! ¡Kate! —grita de emoción al vernos.

— ¡Hola! —nos colocamos a cada lado de la cama para abrazarla.

— ¿Cómo están?

—Eso venimos a preguntarte nosotras a ti.

—Pues yo estoy bien.

—No sabes el susto que me diste –paso la mano por su suave cabello.

—Muchas gracias lo que hiciste por mí.

—No hay de que —le he agarrado demasiado cariño—. Por cierto ¿Qué has dicho sobre lo sucedido?

—Que un hombre desconocido me ataco.

A Bad GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora