Capitulo 38

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Estoy terriblemente cansada. No he dormido desde que dejamos el edificio. Harry y Sam están afuera comprando algo para desayunar. Yo sigo en el auto y ni idea de donde esta Dominic.

Bajo el vidrio de la ventana y enseguida la brisa costera inunda mi nariz. Exeter es un lindo y cultural pueblo, tranquilo y risueño. Aquí estaremos bien por un tiempo. Por ahora lo único que me preocupa es Hana y Kim, necesito saber si están bien o qué.

La puerta del piloto y copiloto se abren, mis acompañantes entran y acomodan sus cinturones—. ¿Y Dominic?

—Atrás —dice Sam. Volteo y me sorprendo al ver el auto de Dominic.

—Adiós chicos, buen viaje —me despido de ellos, sé que no los volveré a ver.

—Adiós Kate.

Me bajo con el gran bolso y camino al otro auto. El vidrio del piloto se baja—. Te tengo una sorpresa.

— ¿Ah sí?

—Ve atrás.

—De acuerdo —voy a la siguiente puerta y al abrirla quedo atónita—. ¡AH! ¡HANA! ¡KIM!

— ¡KATE!

Entro y las abrazo—. Me alegro tanto de verlas.

—A nosotras también, Hana amenazó a Dominic para que viniéramos.

—Accedí porque necesitaba el auto.

—Sí claro, fue mi amenaza —ríe Hana.

— ¿Entonces qué haremos? —pregunto al pasarme al asiento del copiloto.

—En la maleta están todas nuestras cosas.

— ¿Ahora somos nómadas?

—Algo así —nos movemos.

—Entonces... ¿ya somos libres de irnos a donde queramos? —miro con un poco de miedo a Dominic.

—Tú no te vas —dice serio.

—Está bien...

Las chicas se miran incomodas. Durante la próxima hora, Dominic conduce hacia quien sabe dónde. Tengo hambre, mucha hambre.

— ¿Qué tienes? —me ve de reojo.

—Tengo hambre, no como desde anoche.

— ¡QUÉ! —se detiene de golpe.

— ¡HEY! ¡IDIOTA! —Kim se molesta.

— ¿Por qué no me dijiste?

—Que iba a saber si te importa.

—Claro que me importa, ahora espera aquí —se baja y cierra la puerta con fuerza.

—Ese hombre tiene problemas —Kim cruza los brazos.

—Y tú eres ese problema —ríe Hana.

—Ya me jodi.

—Desde hace mucho, cariño

—Me iré —recojo mis cosas.

— ¿Qué? No, no puedes irte.

—Sí, me iré, necesito ir a mi apartamento.

—Estás loca ¿Acaso quieres volverlo loco?

—Nos vemos luego chicas, las quiero.

Salgo del auto y de la maleta saco un enorme bolso con lo que supongo son mis cosas, paso la correa por encima de mi hombro y me voy. Corro a la estación de trenes más cercana y compro un boleto hacia Londres, bueno, lo más cerca de Londres.

A Bad GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora