Capitulo 39

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Tres días. Tres días son los que llevo navegando en este lujoso yate. Con el dinero que Dominic me pago he alquilado un yate y a un par de empleados, dos se encargan de dirigir y mantener la embarcación y dos más de la comida y cocina.

Me siento una celebridad, he visto personajes icónicos y estos me saludan al ver el yate.

—Esto sí es vida... —digo mientras me recuesto en una cómoda silla reclinable.

— ¿Desea tomar algo, señorita Rivers?

—Una margarita, por favor.

—Enseguida.

—Ah y unas papitas fritas.

Estoy acostada con los lentes de sol y el traje de baño, bronceándome. Nunca antes me había sentido así de relajada y un poco feliz. Hace días no tengo ningún tipo de contacto con Dominic que supongo debe estar furioso por mi ausencia pero no me importa, estoy disfrutando de esto.

No tengo la más mínima idea de lo que hare cuando regrese a la ciudad pero por los momentos estoy de maravilla. El chico regresa con mi pedido el cual disfruto.

Mi celular vibra a un lado, lo miro y distingo el nombre de Dominic en la pantalla, dudo por unos segundos pero termino contestando.

—Alo... —doy otro trago a mi margarita.

—Necesito verte —suena diferente, su voz es calmada pero noto el anhelo.

—Dominic...

—Kate, necesito verte, quiero tenerte en este preciso momento, perdóname si fui un idiota los días anteriores, no soy nada bueno con esto...

—Yo tampoco.

—Tengo miedo, tengo miedo de que me importes tanto y pueda echar todo por la borda solo por tenerte.

— ¿Te importo?

—Más de lo que crees.

—... —me pongo de pie y miro el mar—. Estoy en un yate en medio de algún mar.

—Ven, por favor ven.

—Estaré dos días más aquí y prometo regresar.

—Es demasiado.

—Estoy aprovechando el dinero que me diste.

—Eso me alegra pero te quiero aquí.

—Podemos hablar por teléfono.

—...

—Dominic, son solo dos días.

—No puedo aguantar.

—Claro que si, eres un hombre muy rudo que aguanta cualquier cosa, incluso mi apuñaladas.

—... —escucho que ríe—. Está bien pero hablaremos por teléfono.

—Todo lo que quieras.

—Kate...

— ¿Qué?

—Te quiero.

—Y yo a ti.

Las horas pasando y nosotros seguimos hablando, no sé de dónde saca tanto crédito pero la conversación nunca acaba.

— ¿Dónde te estás quedando? —le pregunto, tengo curiosidad donde está viviendo.

—Compre un apartamento.

—Seguro no fue problema para ti.

—No, tengo suficiente dinero.

—... —rio—. Yo aun no salgo de mi viejo apartamento.

—Deberías comprar uno nuevo, en una mejor zona.

—Eso pensé pero le tengo cariño.

— ¿Hace cuanto vives en él?

—Desde que llegue a Londres.

—Sí, necesitas uno nuevo.

—Podrías ayudarme con eso.

—Cuando quieras... Sabes... No me gusto verte hablar con aquel hombre del otro día.

—Era un extraño que quería hablarme.

—Nunca te había visto sonreírle a alguien de la manera que lo hiciste, ni siquiera a mí.

—Él coqueteaba, solo le seguía el juego, no suelo ser tan amable.

— ¿Me sonreirías a si?

—Por supuesto.

—Me temo que estoy perdiendo nuevamente la cabeza pero esta vez es por ti.

—Deliras.

—Mucho.

No dejo de sonreírle al teléfono y sé que no puedo verlo pero algo me dice que él también sonríe. Tal vez debería terminar de aceptar lo que siento por Dominic, es loco, retorcido, descomunal pero así es.

A Bad GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora