Capitulo 35

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Me despierto con el reflejo de luz en la ventana del auto. Abro un poco los ojos y volteo hacia el asiento del piloto pero está vacío, miro a la ventana y descubro a Dominic de pie mirando quien sabe que.

Me enderezo y enseguida un dolor terrible se apodera de mi cuerpo, mi cuello truena y con eso me siento un poco mejor. Salgo del auto y camino hacia Dominic que por cierto tiene una pala en su mano derecha.

—Hola... —lo abrazo desde atrás apoyando la mejilla en su espalda.

—... —lo siento suspirar—. ¿Cómo te sientes?

—Un poco adolorida pero estoy bien ¿y tú? —lo rodeo.

—Cansado —sigue mirando a la nada.

—Hey... —tomo su rostro llamando su atención, entonces me mira—. Te quiero —me pongo de puntillas y lo beso.

—Y yo a ti... —me abraza, suspira y su cuerpo me envuelve por completo.

— ¿Y el cuerpo?

—Hace rato me deshice de él.

—Bien... —miro alrededor — ¿Dónde estamos?

—Dover.

—Estamos a dos horas de Sutton.

—Pensé ir más lejos.

—Estás loco.

—Dime algo que no sepa —me mira sonriente.

— ¿Ahora qué hacemos?

Me mira de arriba abajo y eso me causa escalofríos. Rápidamente me toma de la cintura y me lleva al capo del auto donde me deposita con cierta brusquedad. Sus caderas se pegan con fuerza de las mías y de un momento a otro, su boca de apodera de mis labios.

Inevitablemente mis caderas se mueven adelante y atrás incitándolo. Su mano derecha baja por mi espalda hasta mis nalgas, atrayéndome a él—. No sabes lo mucho que te necesito... —respira alterado.

Cuelo las manos bajo su franela, tocando su piel caliente. Siento su dureza lo que me hace sonreír. Su boca baja por mi cuello, depositando fieros besos, baja el cierre de la chaqueta abriendo espacio en mi pecho. Acaricia mis senos con delicadeza y luego con lujuria.

Dejo mi torso caer sobre el capo, disfrutando de sus caricias pero aun así, lo detengo—. No.

— ¿Qué? —me mira con desesperación.

—Aquí no —tomo sus manos.

— ¿Por qué no?

—No sería tan bueno como quisiera.

—... —cierra los ojos y niega—. Odio que tengas razón.

—Además, hace frio, mejor vayamos a un mejor lugar.

Ni más ni menos, entramos al auto y Dominic conduce velozmente entre las calles—. ¿Adónde vamos?

—Adonde sea.

Pocos minutos después, se detiene bruscamente en frente de un hotel—. Buenas tardes —nos recibe el portero.

Dominic sujeta mi mano y tira de mí al interior del hotel—. Buenas, queremos hacer una reservación.

— ¿Cuántas noches se quedaran? —dice la chica un poco perturbada con la actitud de Dominic.

—Tres —lo miro sorprendida.

— ¿Desea el servicio completo?

—Sí.

— ¿Habitación?

A Bad GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora