Prologo

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Dedicación para la mujer más fuerte, valiente y bondadosa que conocí en toda mi vida; a mi abuela. En donde quieras que estés, gracias por hacerme la persona que hoy en día soy. Te extraño.


Bastian.

 
Seis años atrás.


Apoyo mi cabeza entre mis manos mientras escucho la terrible noticia que acabo de recibir. Cierro los ojos y trato de aliviar mi corazón aunque sé que eso nunca pasara. Tratar de aliviar mi dolor seria como una especie de traición a la única mujer que he amado en toda la vida ya que no podía aliviar el suyo.

¿Qué clase de hombre soy si no pude ser capaz de salvarla? Dios, soy un asco.

Trato de sacar de mi mente su rostro mallugado y la sangre que corría por su frente. Esa imagen perduraría hasta el último día de mis días.

Alzo la cabeza para quedarme mirando a su mejor amiga, ella me miraba con lastima. Ya tenía una idea de lo que pensaba, que no fui el culpable del accidente, pobre chico que no tiene nada que ver pero eso es una total mentira. Soy culpable de lo que le haya pasado a la mujer que amo, soy el único culpable. Yo lo sabía.

Gretta se acercó a mí con cautela. Se sentó a un lado de donde estaba yo, no dijo nada por unos minutos hasta que la escuche suspirar. Ella quería consolarme, no podía dejarle hacer eso.

— ¿Estas bien?

—No lo estoy.

Gretta asiente, trata de sonreír pero solo le sale una mueca.

—Deberías ir a descansar, probablemente mañana tengamos mejores noticias...

Gire mi rostro hacia la familia de mi novia. Sus padres estaban hablando sobre como poder ayudarla mientras que su hermano miraba hacia la pared blanca que hay enfrente de nosotros. Debía hacer lo mejor para ella y no para mí, alejarme era la mejor respuesta. Le había hecho el suficiente daño para toda su vida, ella estaría mejor sin mí.

—Si tratara de darte una carta para ella, ¿se la darías? —cuestiono con inseguridad en dársela.

Gretta me mira confundida.

— ¿Carta? ¿De que estas hablando...?

—Me ire de su vida y necesito que le entregues algo a ella si es que... —no puedo terminar mi oración por el dolor que tengo en el pecho. Soy un maldito cobarde. 

Gretta no dice nada solo me observa en silencio. No necesito que me juzgue, me levanto del suelo y estoy listo para irme. Gretta me toma del brazo deteniendome, la miro esperando que diga algo.

—Esta bien, le dare tu carta —afirma.

Eso es todo lo que necesitaba, le asiento mientras me levanto del suelo. Los padres de Alexis han de creer que estoy aqui como apoyo a Harry pero eso no era cierto, estaba por su única hija de la cual estaba enamorado. Ellos no sabian nada de la relacion que tenia con Alexis sólo Harry y un par de amigos.

Camine hacia ellos, la madre de Alexis alzo la mirada y vi pasar la furia por ellos hasta que el dolor la consumio. Sin embargo, Joan, en su mirada habia algo más que en ese momento no sabia con claridad.

Nos miramos por un buen rato hasta que note al papá de Alexis mirarme con cautela.

¿De verdad eran sus padres?

Lo que nunca te dije #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora