Stiles. © [1 y 2 temporada]

07.

Stiles, 16 años

Estaba muy enojado.

Justin había salido corriendo del armario, y por supuesto yo había salido detrás de él. Lo atrapé por la mochila y él cayó al suelo y se golpeó en la cabeza.

Fracaso, FRACASO.

Mi vida era un fracaso. No había podido quedarme en New York, Justin había perdido su virginidad con la chica en la que yo tenía un crush, y además me había rechazado. Lo había jalado por la mochila, y ahora estaba en el suelo jadeando y yo intentaba levantarlo.

Lo llevé a la enfermería y me senté a esperarlo. Estaba desesperado, yo había estado con él desde que éramos niños. Siempre intentaba ganarme su cariño, y cuando al fin lo estaba consiguiendo, tuve que besarlo y después irme de vacaciones. Si no me hubiera ido, no se hubiera metido con Angie. ¿Y si la ama?

La enfermera salió y me sonrió nerviosa.

—Está todo bien, solamente se ha hecho un chipote.

Asentí y me levanté a prisa. Al entrar, lo vi sentado en la camilla y con una mirada cansada.

—Eso te sacas por huir. —Me quejé, él me miró y suspiró.

—Gracias por la moraleja —viró sus ojos.

Por un momento creí que iba a llorar, de nuevo. Justin estaba siendo un pedazo de mierda conmigo, como cuando éramos niños.

—Te amo —dije en voz alta, él abrió sus ojos como platos—. Te amo, Justin. —Tragué saliva—. Incluso amo tu flequillo mocho.

Él gimió molesto y se tocó el flequillo.

—Mierda, ¿en dónde está mi gorro?

—Te amo. —Alcancé el gorro del escritorio y se lo puse, después tomé su rostro en mis manos y lo obligué a mirarme—. Te amo.

—Stiles... Ya para. —Apretó los labios, escondiendo una sonrisa a toda costa.

Mi corazón se derritió y acaricié su mejilla.

—Te amo. —Me acerqué a besar sus labios y la puerta se abrió, por lo tanto nos echamos para atrás.

—Oh. —Angie parpadeó, sorprendida—. Por dios —cubrió su boca y salió enseguida.

Justin se levantó y se apresuró a ponerse los zapatos, maldiciendo en voz baja.

—Si vas detrás de ella te olvidas de esto. —Le dije, con el corazón en la garganta y ansias al pensar que había un 90% de probabilidad de que le importara un comino.

Se detuvo y me miró con los ojos entrecerrados. Bufó y viró sus ojos, estresándose mucho.

—Quieres no hacer esto justo ahora. —Me pidió y se acomodó el gorro.

—Lo siento, pero sí quiero. —Contesté, enfadado.

—¿Qué demonios quieres? —gruñó.

—A ti, estoy enamorado de ti, te lo repetí un millón de veces y parece no importarte.

— ¡Ese es el problema!

—No te entiendo —fruncí mis cejas.

—Que me importa, y no quiero que me importe.

— ¿Por qué no? ¿Porque soy Stiles el grano en el trasero que no deja de acosarte intentando ser tu amigo? —comencé a llorar—. El "perdedor" —me reí—. Y finalmente, porque soy un niño, y quieres asombrar a todo el mundo con la chica más linda de la escuela, no avergonzarte.