Inicio- 05.

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La lógica no es lógica.

Justin observaba el mar desde la ventana, mientras tomaba de una copa de vino. Tenían 20 minutos que habían terminado de desayunar. Joey salió del baño con unos pantalones negros y una camisa a color gris con trazos blancos y guindos. Justin sonrió, asintiendo con la cabeza, a lo que Joey frunció su entrecejo.

—¿Estás admirándome? No me des esas caras, qué asco. —Joey se rió, sentándose en la cama y secándose los pies.

—Tu ropa, me gusta el estilo de hoy. —Asintió, sonriente.

—Gracias, no es mi estilo, de hecho. No creo tener uno. —Se encogió de hombros, poniéndose un par de calcetas.

—Seguro que sí, pero es más casual.

Las afueras del museo estaban repletas de turistas, que al igual que Joseph posaban para fotos. Justin sonreía feliz, mientras Jojo saltaba y espantaba a las palomas.

—¡Quiero sostener una! —Exclamó, corriendo detrás de ellas.

Justin corrió detrás de él, sintiéndose libre. El sol golpeaba su piel, el aire golpeaba su rostro, sintiéndose fresco gracias a la ligera capa de sudor que cubría su rostro.

—¡Joey!

Joseph siguió corriendo entre la gente, sin poner atención cundo se tropezaba con alguien. Él mantenía el mentón alto, frunciendo el entrecejo y concentrándose en las palomas.

—¡No veas directo al sol, te quedarás ciego! —Justin insistió.

Joey se detuvo frente a un carro de helados y se volvió a ver a Justin, sonriente. Compraron tres helados, uno para Justin y dos para Joey.

—De todas esas personas, la mitad seguramente sacó fotos. —Justin sonrió—, seguro son fotos divertidas.

—¿De qué... Oh, cierto, eres famoso. —Joey se rió, dándole una lamida a su helado de vainilla y después a su helado de fresa.

—Tonto, vamos. —Le dio golpecitos en la espalda, haciéndolo caminar de vuelta en dirección al museo.

Habían estatuas por un pasillo afuera, Joey corrió y le ofreció helado a una estatua sin cabeza. Justin se rió y negó con su cabeza.

—No eres gracioso.

—¿Entonces por qué ríes? —Joey arqueó sus cejas.

Ambos entraron al museo, Joey observó alrededor, maravillado.

—Imagina que esta fuera mi casa, todo este espacio sería mi habitación. —Joey sonrió de lado, satisfecho.

—¿Qué harías con tanto espacio? —Justin abrazó sus hombros con un brazo.

—Existir —Joey se encogió de hombros.

Ambos disfrutaron del hermoso arte que se exhibía en cada esquina de aquella construcción.

—No te separes de mí, hay mucha gente y puedo perderte.

—Está bien. —Joey asintió, mirando a su alrededor.

Después de 20 minutos de nadar entre la gente, Justin se distrajo con una pieza, perdiendo a Joey de vista. El chico caminó por un pasillo, no estaba tan lleno. Conducía a otro cuarto, era más oscuro y había menos gente.

Joey admiró las piezas, también se tomó algunas fotos junto a estas. El lugar de pronto estuvo vacío, a excepción de Joey. Un tipo muy alto y con un cuerpo con condición entró al lugar, Joey arqueó las cejas de inmediato sintiendo malas vibras. El hombre tenía una mandíbula fuerte cubierta por una barba corta y perfecta color fresa rubio (algo como pelirrojo) unas manos grandes y fuertes, con los dedos repletos de anillos con diamantes preciosos. Vestía un traje negro, la tela de veía tan suave que se preguntó si era de seda. El hombre fue consciente de la presencia de Joey, lo que le fue insatisfactorio, ya que había pedido que vaciaran el lugar para admirar el arte a solas.

Stiles. © [1 y 2 temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora