19.

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El karma.

Justin.

Stiles estaba en sus rodillas acariciando cachorros, yo estaba en mi página de exploración de Instagram, actualizándome sobre el mundo.

—No sé, no sé qué perro comprar. Todos me gustan —Stiles suspiró—... Justin, quieres dejar el celular, en serio.

Lo miré y bufé, asintiendo. Guardé mi celular y me agaché a su lado.

—Tienes que hacer clic con uno. —Le dije, sonriendo al ver los cachorros.

—Es que hice clic con todos. —Suspiró, mirándome—, te ves tan guapo hoy.

—No puedes llevarte a todos-Gracias, Stiles, yo sé. —Sonreí de lado.

Se acercó a besarme pero se dio cuenta de que estábamos en público y se alejó bruscamente, me reí y sacudí mi cabeza.

Eligió un chihuahua capa larga color vainilla, viré mis ojos porque era de los perros más comunes y había estado media hora decidiéndose. En el auto estuvo jugando con él, me calentaba el corazón lo adorables que se veían.

Llegué a mi casa y Stiles se bajó con mucha prisa.

—Quiero que Esther lo conozca —Me sonrió emocionado.

—Sí, seguro se llevarán bien. —Le puse el brazo sobre los hombros y entramos.

Esther bajó corriendo y se detuvo frente a Stiles, parándose en dos patas para intentar alcanzar al perro de Stiles. Él lo bajó y comenzaron a olfatearse. Sonreí observándolos, hasta que sentí a Stiles olfatearme, lo empujé con las cejas fruncidas. Él se rió y me beso, abrazándome con fuerza para evitar que me moviera. Nos tumbó sobre el sofá y siguió besándome. Sabía que me tenía ganas desde ayer, pero Stiles era muy extraño y atacaba en los momentos más inesperados.

—Me encantas —Me besó la mandíbula y bajó a mi cuello. Me reí y mantuve su cabeza ahí.

—No en frente de los niños, Stiles —lo empujé, él volteó a ver a los perros que ahora jugaban.

—Se agradan, están distraídos. Ven aquí. —Volvió a encerrarme entre sus brazos y me besó con fuerza, cerré mis ojos devolviéndole el beso.

Sentí su mano helada entrar debajo de mi camisa y acariciar mi espalda. Seguimos besándonos por un buen rato, Stiles pellizcaba mis nalgas y yo ya me había acostumbrado. Yo hacía lo mismo y él tampoco se quejaba, así que era un tema que habíamos dejado por La Paz. Se sentó en mi regazo y comenzó a crear fricción entre nosotros, moviéndose, para después atrapar mis labios en otro beso.

Estar con Stiles al momento del tema del sexo no era algo sencillo porque ninguno quería ir debajo, y yo no me iba a quedar meses sin sexo. Había estado con algunas mujeres, pero Stiles jamás se iba a enterar, está loco y no entendería. Seguramente haría un drama gigante y al final ni siquiera me dejaría, así que para qué armar dramas.

Comencé a cansarme de este "pequeño" problema. Un día decidí enfrentarlo.

—¿Y por qué tú no vas abajo? —Frunció sus cejas, ofendido.

Stiles. © [1 y 2 temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora