16.

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Justin.

Todo había vuelto a la normalidad, o por lo menos a lo que debía de ser normal. Yo estaba en paz conmigo mismo y mi amor por Stiles estaba creciendo. Esperaba afuera de la universidad a la que él asistía. Me había amenazado que no trajera uno de mis mejores autos, que no quería toda la atención en nosotros, pero claro me gusta darle la contra. Vine en mi Lamborghini amarillo.

Estando estacionado a un lado de su Jeep, lo vi sacarle el seguro y justo cuando pensé que no me había visto, volteó su rostro dramáticamente hacia mí y entrecerró sus ojos. Acto seguido dejó caer la cabeza un poco y bufó. Sus muecas son tan difíciles de explicar.

—Creí que no me habías visto. —Sonreí ampliamente, mientras fruncía mis cejas hacia abajo.

—No, no. No es como que tu carro carísimo color pollo —arqueé mi cejas por la comparación—, se ve desde Japón.

—Color pollo. —Repetí, asintiendo con la cabeza.

—Eres tan molesto, eres la persona más molesta que conozco —Gruñó y yo me reí—. Bueno, ya. —Se subió a su vejestorio y encendió el motor.

—Ya, amor. —Subí la ventana y comencé a seguir al Jeep.

La sonrisa no se borraba de mi rostro, y de repente me encontraba burlándome de lo gracioso que se ve enojado, y de la comparación con un pollo.

Llegamos a su casa y me estacioné detrás de su Jeep. Era extraño volver a ver su casa, de repente sentí que había vuelto en el tiempo. Me bajé del automóvil y lo aseguré.

—Estaciona esa cosa más lejos de mi casa, no quiero gente fotografiando mi casa. —Me ordenó, agitando su mano con desdén y yo arqueé mis cejas—, ¿Qué? Y además no tenías con darme la contra, además también tenía que ser amarillo pollo, ¿qué dijiste? "Para que todo el mundo lo vea muy bien... Que claro —bajó el tono de su voz mientras abría la puerta de la casa—, fue lo que Stiles claramente me dijo que NO quería" Así funciona tu cabeza.

—Algo que me gusta de ti es que siempre sabes lo que pasa por mi cabeza, o como tú dices, cómo funciona mi cabeza. Es increíble. —Asentí rápidamente, respondiéndole a su sarcasmo con un poco del mío.

—Cállate y ve a estacionarlo más lejos. —Entró y yo lo seguí, por lo que entrecerró sus ojos y puso una mano en mi pecho, deteniéndome—, Ve.

—No quiero. —Hice una mueca—, me da flojera.

—¿Quieres privacidad o no? —Frunció su entrecejo.

—Sí, amor. —Viré mis ojos, caminando de vuelta hacia afuera.

***

El sofá de la casa de Stiles no era demasiado grande, pero era perfecto para que estuviéramos cómodos. Estaba recostado sobre mí, con una manta cubriéndonos. Tenía conmigo un bote de nieve y una bolsa de palomitas con jalapeño, decidí usar la espalda de Stiles como mi mesa. Teníamos como dos horas viendo la misma película de Star Wars. No la odiaba, además me gustaba verla con Stiles porque sabía lo importante que eran estas películas para él. Levantó el mentón, riéndose por algo que estaba pasando en la película y me miró mal.

—No estás poniendo atención. —Intentó quitarme mi celular.

—Hey, tranquilo. —Bajé su mano—, estoy siguiendo fans en Twitter. No biggie.

—Ah, déjame ver. ¿Quieres que le ponga pausa? —Alcanzó el control remoto.

—No, no quiero. Ya. —Bajé el celular, él lo tomó y lo dejó en el suelo. Viré mis ojos, ligeramente fastidiado.

Cerré mis ojos, optando por tomar una siesta, parecía que la película duraría toda mi vida. Los labios de Stiles se presionaron contra los míos, lo besé de vuelta. Enseguida respiró pesadamente contra mi rostro y puso cada uno de sus codos a mis costados. Se separó y sentí sus manos en mi mandíbula. Abrí mis ojos y me encontré con su rostro lleno de lunares. Me sonrió y volvió a presionar sus labios contra los míos, esta vez moviéndolos y de cierta forma pegándose más a mí. Descansé mi mano en su espalda.

—Perfecto —Dijo entre besos—, eres tan perfecto. Tan atractivo. —Me reí sobre el besó y el metió su lengua en mi boca.

Apretó la tela de mi camisa en sus puños y bajó sus besos a mi cuello.

—¿Te he dicho lo mucho que me atrae tu cuello? —Me preguntó, me encogí de hombros.

—Una que otra vez. —Sonreí.

—Bésame,  Justin. Toma la iniciativa. Quiero estar abajo.

—Tú quisiste recostarte en mi pecho, niñita. —Me burlé.

—No me digas así —Se quejó muy ofendido—, pero dale, como digas. Súbete encima de mí y bésame como lo hacías con una chica, me vale mucha mierda. Solamente me interesa que me beses.

Negué con mi cabeza, riéndome aún. Se levantó y lo dejé recostarse primero, después jaló mi brazo, subiéndome sobre él. Lo besé de golpe, porque sabía que era lo que quería. Inmediatamente rodeó mi cuello y me apretó contra él. Sus piernas se cerraron en mi espalda, intentando crear fricción.

Pudimos escuchar el auto del sheriff Stilinski afuera, así que nos separamos de golpe y nos sentamos normalmente. Stiles no dejaba de observarme con mucha tensión mientras yo comía inocentemente mis palomitas. Su papá entró y me saludo, alegre, pero después me regañó por haber lanzado huevos a una casa el mes pasado.

Entró a la cocina y Stiles se acercó para besar mi cuello, lo empujé y él gruñó.

—Respeta a la autoridad, niña.

Stiles. © [1 y 2 temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora