17.

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Justin

Había esperado dos meses para este viaje. Tuve mucho trabajo últimamente y no tenía mucho tiempo para hacer FaceTime con Stiles. Él decidió ignorarme cuando yo sí podía hablar, lo que llevó a que no habláramos nada en lo absoluto. Stiles tenía los ojos bien pegados en el paisaje, y su perfil se veía estético. Una punzada de preocupación se hizo presente en mi estómago y me aseguré de que él tuviera el cinturón de seguridad puesto. Volví mi vista hacia el camino y suspiré, agradeciéndole a Dios por darme la oportunidad de hacer este viaje, y por las bendiciones que venían con nosotros, como mi auto, por ejemplo.

—Quiero hacer pipí, Justin. —Stiles habló, y cuando me volví a verlo tenía su frente arrugada y la boca ligeramente abierta.

—Stiles... —Viré mis ojos—, No puedes. ¿Ves algún lugar disponible alrededor? —Stiles tuvo la audacia de voltear su cabeza alrededor—. ¡No, Stiles! Al menos que puedas flotar.

—¿No tienes una botella? —Levantó sus cejas.

—No mearás dentro de mi auto, aguántate. Ya saldremos de la montaña.

—Justin... Ya no aguanto. —Siguió.

Decidí ignorarlo, pero su mirada seguía en mí.

—Maldita sea, déjame. —Viré mis ojos—. Te dije que te bajaras en la gasolinera y dijiste que no tenías ganas.

—Pero ya me dieron. —Se defendió, con los ojos entrecerrados y una papada.

—Pon música, para que te distraigas. —Me encogí de hombros.

Tomó mi celular y puso una canción, muy emocionado. Sonreí levemente y seguí conduciendo. Una canción comenzó a sonar, era perfecta para disfrutarla con el paisaje y la persona que tenía a mi lado. Sentí mis músculos relajarse.

—¿Quién está cantando? —Pregunté.

—Frank Ocean —Me contestó Stiles—, siempre que la escucho pienso en ti.

—¿Cómo se llama la canción? —Asentí levemente, aceptado la información que me había dado y su comentario sobre el hecho que le recordaba a mí.

...Pensé que estaba soñando cuando dijiste que me amabas. Comenzó de la nada, no tuve oportunidad de prepararme, no te veía venir. Podría odiarte ahora, está algo bien odiarme ahora, cuando los dos sabemos que en el fondo, en el fondo el sentimiento aún es bueno... Decidí seguir la letra en mi cabeza. Me mantuve serio, pensando en la letra. Si yo pudiese ver a través de las paredes podría ver que estás fingiendo. Si pudieras ver mis pensamientos verías nuestros rostros. Seguros en mi apartamento como un camión blindado en ese entonces. Ya no soy un niño. Nunca seremos esos niños de nuevo.

—Se llama Ivy.

Te amo, Stiles. —Tomé su mano.

¿Estoy soñando? —Fingió estar ilusionado. Me reí al mismo tiempo que volvía mi vista hacia el camino—. Te amo, Justin. Cuando dice lo del camión blindado, me recuerda a cuando nos escondíamos en nuestros cuartos con llave para que nadie nos descubriera.

Asentí con mi cabeza. Finalmente dejé de rodear la montaña y llegamos a un pueblo. Me detuve frente a lo que parecía una tiendita, y Stiles se bajó de inmediato. Dos hombres salieron riéndose y sus sonrisas se congelaron cuando vieron mi auto. Supongo que por estos rumbos no era normal. Pude ver a Stiles riéndose con una chica en la tienda. Fruncí mi entrecejo. Stiles salió unos minutos después con unas bolsas de comida chatarra y entró en el auto.

—¿Alguna vez probaste algo de esto? —Me preguntó, yo negué con mi cabeza, abriendo La Bolsa para ver lo que había comprado. Saqué un paquete azul que tenía dos muffins de chocolate con pingüinos en la portada. Lo abrí y el olor a chocolate me hizo suspirar.

—Estaba pensando —Dijo Stiles, le di una mordida a mi muffin mientras el abría su paquete de comida—. ¿Crees que podamos tener sexo ya?

—Uh —Intenté no atragantarme con el pan—. Sí, obviamente. Pero yo iría detrás. —Me encogí de hombros, negándome a muerte el hecho de que Stiles me meta su pene.

—Pero me gustan tus nalgas. —Frunció su entrecejo.

—¿Y? Tú tienes más que yo. —Dije lentamente, pensando en lo extraña que era esta conversación.

—Pero las tuyas son más suaves y a-

—No importa, Stiles. Tú abajo o nada. —Dejé el pastel al lado y encendí el motor.

Stiles bufó exageradamente y me ignoró el resto del camino. Llegamos a la casa de la playa que renté. Tenía el lago enfrente, era una vista hermosa. Stiles se bajó detrás de mí y me abrazó. Sus brazos rodearon mi abdomen y besó mi cuello. Sonreí y aspiré el aire fresco.

Pegó su paquete contra mis nalgas y volvió a besar mi cuello. Viré mis ojos y me salí de su agarre.

—No. —Lo apunté.

—Vamos, no hay nadie. No paparazzis, no gente, ni siquiera un animal. Déjame hacerte el amor aquí en la arena. —Me tomó del brazo y besó mis labios. Lo besé de vuelta, pero me separé pronto—. Anda, Justin. Anda, bebé... —Besó mi cuello otra vez.

—Ya te dije. —Me separé y me senté justo frente al mar, sacándome los zapatos y los calcetines para enterar mis dedos en la arena.

Stiles se sentó a mi lado y buscó besarme en la boca, nuevamente. Respondí el beso y me recargó en la arena, subiendo encima de mí. Puse mis manos en su cabeza, manteniéndolo  cerca.  Subió mi camisa y después sacó la suya. Negó con su cabeza, viendo mi torso. Besó mi pecho y después mi abdomen, bajando.

—Si me hicieras un bj te lo agradecería. —Me reí, pero después me atraganté con mi saliva cuando bajó mis pantalones y asintió.

—Eso iba a hacer. —Me contestó. Cerré mis ojos.

Stiles comenzó a chupar, era su primera vez haciendo esto, y mi primera vez recibiéndola de un hombre. Pero Stiles era Stiles, ya no me hacía sentir incómodo el pensamiento de eso. Stiles tenía las manos enteradas en la arena, mientras me daba una muy buena mamada. Sentí sus dientes, así que hice una mueca y me esforcé por no ahorcarlo. Retiro lo de muy buena. Cuando me vine en su boca, lo tragó, no pensé que lo haría. Subió besando mi abdomen y después enterró su nariz en mi cuello.

—Mañana quiero mi turno, quiero hacerte el amor, y yo iré arriba. —Me besó el cuello, yo no dije nada, pero claramente no lo permitiría—. Eres tan sexy, ¿cómo puedes ser tan sexy? —Sonreí, sabía que iba a comenzar a decirme todas estas cosas y a subir aún más mi ego—. ¿Huh? Dime, amor. ¿Cómo eres tan perfecto, tan sexy, tan... Ugh. —Besó mi cuello y comenzó a dejar un bocado.

Comenzó a oscurecer y estábamos en la arena, abrazados. Stiles estaba viéndome a los ojos y negando con su cabeza de vez en cuando.

—¿Qué? —Le pregunté.

—Eres tan hermoso. —Siguió negando con su cabeza—. No puede ser posible, no puede ser legal. Eres lo más hermoso que existe, y eres mío. —Me besó, gimiendo de gusto en mi boca—. Te amo.

—Yo también. —Besé su nariz—, dime a dónde iremos mañana.

—Mañana nos quedaremos aquí y te haré el amor —volvió a besar mi cuello.

—Ya, Stiles. —Me fastidió que no me contestara seriamente—. A dónde quieres que te lleve.

—A tu trasero —Me sonrió exageradamente pero con la boca cerrada y los ojos bien abiertos. Empujé su rostro y él se carcajeó—. No sé, yo me podría quedar aquí toda la vida.

Stiles. © [1 y 2 temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora