08.

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Justin, 16 years old.

A veces dudaba de mi decisión, voy a ser honesto. Me hacía sentir culpable correr lejos de mi casillero antes de que Stiles llegara, me hacía sentir culpable el tener que huir de él en la escuela; pero no podía dejar que sospecharan.

A veces la gente me veía, y mi cabeza comenzaba a imaginarse diferentes cuentos de cómo Angie les había dicho todo y ahora estaban juzgándome. Después dejaban de verme y se concentraban, entonces me daba cuenta de que estaba siendo paranoico.

Era casi injusto lo buena persona que Angie era, a veces pensaba en lo triste que podría sentirse porque había tomado su virginidad, y yo estaba aquí, sin un corazón roto y feliz por no ser virgen.

Cuando llegaba a mi casa, subía a mi habitación y me llevaba mi mochila, el estar todos los días con Stiles, subió mis calificaciones, él siempre hacía la tarea.

Mi flequillo creció y estuve dudando sobre cortármelo o no, mamá perdió su trabajo porque me enfermé de la gripa y tuvo que quedarse a cuidarme. Mis abuelos nos ayudan, como siempre, el punto es que no tengo dinero para ir al maldito peluquero. Es insoportable, tengo que usar el mismo gorro todos los malditos días, y el invierno ya va a terminar.

Ni siquiera tenía ganas de ir a casa de Stiles y mucho menos de hacer tarea. Estaba acostado boca arriba en mi cama, mientras pensaba en todas estas cosas y deseaba desaparecer. Tenía una pequeña pelota en mis manos, la lanzaba y atrapaba.

—¿Por qué no fuiste a mi casa? —Escuché la voz de Stiles, mientras cerraba mi puerta a sus espaldas—. Toma —me lanzó la libreta de matemáticas, le sonreí falsamente—. Copia la tarea, la hice solo.

—No tengo ganas, Stiles. —Bufé y la tumbé de la cama con mi pie, él abrió y entrecerró sus ojos hacia mí, mientras dejaba caer su mandíbula.

—¿Era necesario hacer eso? Eres un malagradecido —refunfuñó y recogió el cuaderno del suelo.

—Gracias —le sonreí falsamente, irradiando amargura.

—¿Cuál es tu problema? —dejó el cuaderno en mi buró y se subió a la cama—. Estás fastidioso —subió su cabeza a mi pecho y me abrazó.

—Mi vida apesta, Stiles.

—No por completo, yo estoy en ella y me baño todos los días —levantó la barbilla y me sonrió con todos los dientes.

—Ha ha. —Me reí falsamente.

—¿Por qué crees que apesta? Tienes a tus abuelos, y a tu mamá que te ama —se encogió de hombros—. Yo te amo, y además te está yendo bien en la escuela, te estoy ayudando.

—No entiendes, no sabes nada. —Me molestó que hiciera ver como si mi vida fuera perfecta y yo estuviera exagerando—. Mejor no te metas.

—Bien, estás siendo un imbécil. —Se enojó—. Estoy-

—No estoy exagerando ni tampoco intentando dar lástima, todos tenemos problemas, que no sean los tuyos no quiere decir que no estén ahí. —Lo empujé.

—Tus problemas son mis problemas —tomó la mano con la que lo empujé y la mantuvo lejos.

—Resuélvelos entonces —me burlé.

Stiles. © [1 y 2 temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora