Día mil seis, de toda una vida

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Algo dolía, pero no sabía qué era.

De hecho, todo dolía.

Había tomado el camino lento y parecía haber perdido vitalidad cuando cada vez que caminaba, mis pies parecían estar arrastrándose y hacer un gran esfuerzo por pasar uno delante del otro. Sólo sabía dar traspiés torpes; patéticos.

Mi espalda era una curva desagradable a la vista; ¿qué demonios estaba cargando en ella?

Mis manos empezaron a temblar de la nada, no podía sostener las cosas, parecían débiles y un poco más demacradas que otras veces.

Mis piernas dolían, se entumecían ante el dolor, eran casi inservibles.

¿Que estaba pasando conmigo?

Sentía que algo había sido arrebatado de mi vida y para cuando me di cuenta ya era tarde.

Ya no tenía alma; que buen ladrón eras.

Hear me. I'm dying. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora