Día mil cuatro, de toda una vida

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Cambie y lo notaste. Me reclamaste indignado mi indiferencia, mi dureza y frialdad.

¡Hipócrita!

¿Cómo te atreves a juzgar tu propia creación?

Había cambiado de papel. Yo ya no era caperucita corriendo en busca de ayuda, porque el lobo me comería.

Sabía que nadie me echaría una mano.

Y empecé a hundirme, de a poco, en silencio...

Hear me. I'm dying. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora