Día mil treinta y cinco, de toda una vida.

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Me perdí.

Perdí el valor, perdí mis principios y en el proceso perdí mi esencia.

No sé quien soy. No sé cómo volver a quien era; siento que ya no puedo.

Seré una nueva yo, una versión depresiva, una versión que no es capaz de mirarse al espejo sin sentir asco.

Por que hay belleza en el exterior, pero algo putrefacto se esconde en el interior.

No puedo hablar o recordar; duele lo suficiente como para bloquearlo.

Llorar no ha curado mi alma. 

Y la gente empieza a preguntar. ¿Qué se supone que diga? ¿Cómo explico mi distracción en medio del día a día? ¿Cómo explico mi risa sin ganas? ¿Cómo explico que estoy muerta en vida?


Hear me. I'm dying. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora