XXIV. Habitación

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-¿Está es tu habitación? -Dije sorprendida, mientras observaba a mi alrededor.

-Si.

-¿Y tu cama?

-Los vampiros no duermen...

-Oh.

Me besó tiernamente, luego me tomó de la mano y salimos de la habitación. Abrió la puerta de una habitación que estaba frente a la suya. Era igual de grande y espaciosa. Las paredes eran de color verde claro, uno de mis colores favoritos. Y tenía cama. Estaba cubierta de sabanas moradas, mi otro color favorito. Y era para dos personas.

-Tu habitación. -Dijo. Una lagrima salió de mi ojo. Lo abracé fuerte. Nos quedamos así durante un largo tiempo.

-No tenías que hacer eso. Pude dormir en la sala. No sé. Es demasiado...

-No lo es. No es demasiado porque algún día, este será tu hogar. -Dijo al soltarme del abrazo. -Además... -Me miró a los ojos. -No tenés que dormir si no querés. Podemos ver películas, escuchar música, tocar piano... -Me acarició la mejilla. Luego pasó sus dedos por el resto de mi cara, los detuvo en mis labios. -Puedo hacerte compañia la noche entera, si querés.

-Toda la noche... -Lo besé. Esta idea me fascinaba.

* * * * *
La tarde pasó rápido. La mayor parte del tiempo la pasé jugando videojuegos con Fran. Luego ayudé a Julieta con las matemáticas. Ella estaba en último año de preparatoria.

-¿Sos un vampiro de cien años y aún no sabés matemáticas?

-Tengo noventa y nueve. Además ni en mil en mil años podría aprender algebra. Estudia tú cien años! Para que veas que al final todo se te mescla.

-¿Cuantos años tiene Lio?

-Ciento dos. Casi ciento tres.

-Oh.

Julieta era muy buena conmigo,al igual que Fran. En cambio Sasha era tan distinta al resto de su familia. No pude entender porque.

Corazón de VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora