No me sorprendí ni un poco cuando vi a Lio en la habitación de Aleksandra, recostado tranquilamente sobre la ventana. Esperando.
-¿Qué haces aquí? -Dije gruñendo.
-Vine por ti. -Lio sonrió con esa sonrisa que volvía locas a todas las chicas que lo conocían. Pude jurar que Aleksandra, que estaba atrás de mi, babeaba y se derretía en este momento. Lio como que me leyó la mente. -¿Le contaste todo? -Miré a Aleksandra. Era increible que no tenía miedo. Su cara estaba de lo más normal. Mejor dicho, estaba alegre. Tenía la cara como si estubiera viendo una película y esperando con ancias lo que pasará a continuación.
-Le conté. Si. ¿Y qué? -Dije provocando.
-¿Y qué? Rompiste el tratado.
-Esto se pone cada vez más interesante. -Dijo Aleksandra, riendo. -Es como una película.
-¡Callate! -Gritamos los dos al mismo tiempo.
-Dile a tu amiguita que se vaya.
-No puedes echarla de su casa.
- ¡Si puedo! -Gritó Lio. -Para protejer nuestro secreto. -Se acercó a mi. -Para protejerte a ti. -Tomó mi cara entre sus manos y volví a sentir esa conexión que siento cuando estamos cerca. Era como estar solos en el mundo.
-Los dejo... -Noté que Aleksandra tenía la boca llena. -Esto... se... está... poniendo... interesante... -Ambos volteamos a ver que sucedía, ya que escuchamos que Aleksandra apenas podía hablar. Nos quedamos paralizados del asombro. Aleksandra estaba sentada en una silla y comiendo palomitas. Como si estubiera viendo una película. Cuando vio que la mirabamos, tragó lo que tenía en la boca y empezó a hablar. -Siempre tengo palomitas calientes en el microondas. Nunca sabes cuando las vas a necesitar... Ahora si, los dejo solos... Y por cierto amiga, te queda super bien esa cara de lobo.
* * * * *
Cuando Aleksandra cerró la puerta al salir de la habitación, me toqué la cara. Tenía las orejas de lobo, la piel, y unos cuantos pelitos. Miré mis manos. Mis uñas también eran de lobo. Corrí hasta la mesita de noche, sobre la cual había un espejo. Mis ojos. Eran amarillos y brillaban.
-Lio... ¿Cuánto tiempo tengo la cara así?
-Desde que entraste a la habitación, y me viste en la ventana. Cuando empezaste a gruñir... - ¡Genial! Ahora cada vez que me enoje seré medio lobo. No. No era genial. Era aterrador. Pensé que ya había aprendido a controlarme. Al menos no era lobo entera, como cuando me transformaba aproposito.
ESTÁS LEYENDO
Corazón de Vampiro
VampireJelena es de Serbia. Un país pequeño que queda en Europa y que muy pocas personas conocen. Después de haber vivido toda su vida con su mamá, a los 20 años se le presentó la oportunidad de irse a vivir con su papá a Córdoba. Segun sus padres, en Córd...