Corazón de Vampiro

XXV. Noche

  Me habia terminado de bañar, cuando escuché que alguién tocaba la puerta de mi habitación.

  -¿Quién es? -Grité. Me puse mi vestido para dormir de color naranja claro, y salí a abrir la puerta. Era él. Lio.

  -Te vas a resfriar. -Dijo al ver que mi vestido me llegaba hasta las rodillas. -Aún no es primavera. Además, Córdoba es un país frio.

  -Entonces vos deberias de ponerte una camiseta. -Dije al pasar mis manos sobre los músculos de su pecho. No llevaba camiseta. Solamente pantalón deportivo. -Y unos zapatos. -Noté que estaba descalso.

  -Los vampiros nunca tenemos frío. -Me tomó de la cintura. Entramos a la habitación, y él cerró la puerta.

  -Los lobos sentimos frío solo cuando hay luna nueva. En luna nueva todos nuestros poderes se hacen más débiles. -Lo besé. -Te amo... -Susurré. Segui besándolo.

  -¿No tenés miedo a quedarte sola conmigo?

  -No me das miedo. -Lo empujé contra la pared que estaba al lado de la puerta.

  -¿Y si cierro la puerta con llave? -Extendió su mano y cerró la puerta con llave.

  -Ni si cerrás la puerta con llave. -Susurré. Lo volví a besar. Quité la llave de la puerta. Caminé hasta la ventana. Tiré la llave. -A tu lado es que me siento más segura que en cualquier otro lugar. -Dije, mirando por la ventana. Lio se acercó. Me abrazó. Miré la luna. -Además, mañana hay luna llena. Y es cuando los lobos somos más fuertes.

  -Tengo sed... -Empezó a besarme el cuello.

  -Mientes. -Lo besé. -Lo veo en tus ojos. Son amarillos porque no tenés sed. -Lo seguí besando. Lento. Con pasión. Como si sus besos fueran mi único alimento. Como si ya nada más importara en este mundo.

  -¿Vemos una película? -Me interrumpió.

  -Vos me tenés miedo a mi. -Dije en voz baja, provocando. Lo besé en la oreja. Luego en el cuello. -¿Sabías que si un hombre lobo te muerde vos también podés convertirte en hombre lobo?

  -Con los vampiros no funcciona.

  -Si en noches de luna llena. -Susurré