capitulo 8

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Ya es de día y creo que el sol no salió esta mañana. Yo estoy asquerosa y completamente transpirada. Doy un suspiro y siento que golpean la puerta de mi habitación. Tomo mi auricular y luego digo

-¡Pasa!-poniéndome el pelo detrás de las orejas

-Buenos días-exclamó Bon con tono animado.

 Ahora me daba cuenta que estaba con su torso desnudo como siempre. La noche anterior no me había percatado por lo mal que estaba, supongo.

-Buenos días-le respondí con desánimo.

-¿Cómo estás hoy?-me preguntó algo preocupado

-Mucho mejor, pero estoy toda transpirada-le señalé con cara de asco

-Es normal y bueno, ya que eso significa que la fiebre se fue pero para estar seguros levanta el brazo-me ordenó

Yo con una sonrisa resignada obedecí y lo vi salir del cuarto mientras yo quedé sentada en la cama con el termómetro en el brazo. Me sentía muy débil y cansada. Luego de un momento Bon volvió al cuarto con una bandeja en las manos

-Aquí traigo tu desayuno

-De verdad no te hubieras molestado-dije un poco avergonzada

-Ya lo hice, ¿no?-bromeó-Yo subo a ducharme y bajo, pero antes, levanta el brazo-Ordenó nuevamente-La fiebre ya bajó. Por hoy no te ducharás, te puede producir una recaída o algo así y no sería bueno. Cómete todo que luego yo vengo por la bandeja-dijo dando por último un bostezo.

Asentí con la cabeza y salió rápidamente del cuarto.

Me comí todo lo que me había traído, ya que tenía bastante hambre, y luego rápidamente me arreglé me vestí muy bonita y ordené mi cuarto. Estaba en eso cuando Bon llega de pronto y me mira con el ceño fruncido

-¿Y tú?, ¿Por qué tan arreglada?, ¿Acaso saldrás otra vez con alguien? –dijo cruzándose de brazos

-Así es-le respondí con inocencia

-¿Con quién esta vez?-dijo entrecerrando los ojos y mirándome algo molesto

-Contigo-Exclamé de pronto

-Que, ¿Qué?-respondió confundido

-Eso, que yo saldré contigo.

-No ves acaso que estas recién saliendo de un fuerte resfriado…-dijo algo molesto

-Pero…

-¡Pero nada!-Gritó furioso

Yo solo agaché la mirada, no quería que viera mi semblante que estaba a punto de quebrarse. Bon suspiró y luego de un momento tomó mis hombros y levantó mi rostro

-Perdón por levantarte la voz pero eres tan terca e inconsciente

Nuevamente bajé el rostro y él otra vez lo levantó

-Prometo que mañana iremos a conocer la ciudad y todo lo que tú quieras, por hoy será mejor que te quedes. Aún estás débil y debes cuidar tu salud si quieres volver viva a tu país, ¿Si?-dijo dándome una mirada tierna-Ok, volveré temprano asique nos vemos luego a eso de las…mmm…llegaré a cenar.

Asentí con la cabeza, un poco más resignada, y con una sonrisa un tanto falsa dibujada en la mirada. Luego Bon se despidió y salió casi volando de casa.

Una vez más, sola en casa; genial. Ahora sí que estaba desocupada total, aunque sabía bien que debía hacer, me refiero a que sabía bien en donde estaba cada cosa. Me quedé sentada en el sofá pensando en cómo le agradecería a Bon el haber sido tan bueno y amable con migo y de pronto se me ocurrió una muy buena idea; le prepararé una cena. Busqué la laptop y comencé a buscar recetas en internet y como para que conociera un poco mis raíces pensé en hacerle una comida típica en Chile. Comencé a buscar los ingredientes y me di cuenta que faltaban los más importantes y no tengo idea como ir a un mercado. ¿Ahora qué hago?, si no tengo esto me es imposible hacer la cena, bueno, tendré que hacer algo más simple y mejor busqué en internet alguna otra receta y luego de percatarme que estuvieran todos los ingredientes, manos a la obra. Soy muy buena en la cocina, aunque, no soy buena recordando recetas, por lo que siempre tengo que estar anotándolas en algún lado. Después que el plato de fondo estaba en proceso llegó el turno del postre; un rico mus de chocolate el cual una vez había oído como se hacía pero nunca lo había intentado. Esa receta si la recuerdo bien ya que me encanta el chocolate; memoria selectiva. Terminado todo lo anterior preparé la entrada y a ordenar la mesa. Cuando terminé me quedó muy elegante y sofisticada. En medio de la mesa dejé una charola con el plato de fondo, obviamente tapada, y en cada puesto otras charolitas más pequeñas que encontré con la entrada debajo y a esperar. Supuse que no esperaría tanto ya que el tiempo se me había pasado volando y ya eran casi las siete de la tarde pero mientras esperaba busqué una pluma, adorné una hoja y con ayuda del traductor escribí

Magia de un amor fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora