Capitulo 40 "Milagrosamente extraño"

112 6 2
                                    

Iara mantenía sus ojos completamente abiertos en mi dirección.

-¡Dime algo!-me lamenté casi llorando.

-¡No lo puedo creer!-dijo emocionada dando palmaditas con las manos.

-Unnie, esto no es bueno, se supone que esto pasaría cuando me casara-con un puchero.

-Nada hecho con amor es malo-dijo provocando una leve jaqueca y su voz dio botes en mi mente hasta transformarse en la de un chico.

- ¿Qué pasa?-buscando mi rostro.

-Nada, es solo que eso que dijiste, tengo la sensación de haberlo oído antes-tocándome las sienes.

-¿Un Deja vu quizá?, suele pasar-explicó mirándome el rostro.

-Quizá-accedí.

-Bueno, te ayudo a enlistarte para ir al doctor, tía Soledad me dijo que llamarán la ambulancia para que no camines debido a tu debilidad-levantándose y buscando ropa en mi closet.

-¿Unnie?, ¿Te das cuenta de algo?-pregunté sonriendo.

-¿De qué?-extrañada.

-Compartimos cuarto y por fin nos conocemos en persona-sonreí en su dirección.

-¡Ai, si es cierto!-exclamó alegre-Con la emoción de oírte hablar por primera vez no pude saludarte ni nada pero ahora aprovecho y te doy un abrazo-acercándose a mí y abrazándome.

-Gracias unnie-correspondiendo su abrazo.

-No es nada, además no agradezcas, si ni siquiera recuerdas por qué estoy aquí-resignada con un puchero encogiéndose de hombros.

-Bueno, aunque sea así gracias por venir desde tan lejos-volví a reiterar.

-Una vez mas no es nada, me ha caído muy bien tu país, aunque los chicos son muy cariñosos por aquí-algo incómoda.

-¿Ya te han piropeado?-sonreí-Y yo lo único que quiero es huir de aquí-suspiré.

-¿Por qué?-extrañada.

-Estoy enferma y no voy a cumplir la mayoría de mis sueños, por eso-expliqué-Digamos que este país no es el más indicado si quieres cumplir un sueño muy ambicioso-concluí.

-Oh, ya entiendo-poniéndose de pie-Bueno, buscaré que ropa te podrás y te traigo el desayuno…

-Eso no es necesario-ingresó Marcelo con una bandeja en las manos.

-¡Marcelo!-dije alegre.

-El mismo-respondió orgulloso.

-Yo ya iba por su desayuno-reclamó Iara.

-Te hice el trabajo más fácil ¿No?-se rió Marcelo.

-Sí, pero ahora bajas porque Araceli se vestirá-empujándolo fuera de la habitación.

-¿Y tú te quedarás?-preguntó Marcelo mientras Iara lo sacaba de la habitación.

-Pues claro, está débil y la debo ayudar a vestirse-cerrando la puerta.-Ahora si nos vestimos-me miró animada.

-Está bien.

Aparté la bandeja y de forma lenta poco a poco fui colocándome cada una de las prendas elegidas por mi amiga. Terminé mi desayuno y esperamos la llegada de la ambulancia. De pronto entra mamá acompañada de Marcelo que trae una silla de ruedas a su lado.

-¿Y eso?-dije asustada.

-Es solo por un momento-me explicó mamá.

-Por tu debilidad-continuó Marcelo.

Magia de un amor fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora