Capitulo 33

159 8 4
                                    

Tomé un taxi y comencé a pensar una por una las palabras que utilizaría, sería solo un momento y nada de nervios a pesar que estoy muy emocionada de verlo de nuevo. Salgo del taxi y entro al edificio.

-¡Oh!, señorita Araceli-me saludó el conserje.

-Buenas noches-saludé amable-El señor Bon, ¿se encuentra en casa?-pregunté.

-Sí, salió esta mañana pero hace un rato regresó-me explicó animado.

-Muchas gracias, hasta luego-continúe mi camino.

Entro al ascensor y siento que mi corazón se va a salir por la boca. Se abre el ascensor y es aún peor, mis piernas tiemblan. Tomo valor y camino por el pasillo hasta la puerta del departamento. Reflexiono un momento y por un segundo pienso en volver a casa pero luego de volver a respirar profundo, mi dedo presiona el timbre. La puerta se abre lentamente y Bon Asoma su rostro y para mi gran desgracia se dejó crecer el cabello como a mí me volvía loca.

-¡Araceli!-emocionado-¿Qué te trae por aquí?-sin salir de su emoción.

-Mmm… ¿Puedo pasar?, hace frío, aunque solo será un momento-expliqué rápidamente.

-Pasa, pasa-me invitó animado-¿Quieres algo de tomar?, ¿Un café?, ¿Algo?-nervioso.

-Ya te dije que solo será un momento-respondí con voz seria.-Está anocheciendo y no quiero que se me haga más tarde-sin tener cambio en mi voz.

-Está bien, te escucho.-sentándose resignado en el sofá.

Tomé un poco de aire y comencé a hablar.

-Ya deja esa locura del collar, ¿Qué no ves lo ridículo que te hace ver?-con pesar.

-Eso no me importa-con una leve sonrisa poniéndose de pie.

-¿Cómo no te va a importar tu imagen?-le reproché siguiéndolo con la vista.-Además eso nunca te perteneció-aclaré.

-Era mío, tú misma me lo diste-indignado.

-Corrección; te lo iba a dar-con rabia-Cuando te vi besuqueándote con Hye So dejó de pertenecerte-muy cerca de él desafiándolo.

-Eso no es cierto-burlándose.

-No te rías, si es cierto, ese collar estaba dirigido a quien yo amaba que, para mí mala suerte, me mintió y si alguna vez ese collar apareciera, yo sería la única dueña y sería la única con el derecho de elegir un dueño-aclaré cambiando su rostro a extrañeza.

-Has cambiado-apenado.

-¿Y qué querías?, ¿Qué continuara siendo la misma ingenua de antes?-indignada.

-Sé que detrás de esta máscara continua la misma Araceli que pide a gritos poder salir pero tú orgullo te envenena-dijo dejándome sin palabras.

-Eso no es cierto-aseguré-Y ya me voy, solo eso te digo, deja de buscar el collar, hay miles de personas en Corea, es imposible que lo halles- volviéndome hacia la puerta muy dolida por lo ciertas que sonaron sus palabras.

-Lo dejaré de buscar-accedió, para mi alivio, a mis espaldas-pero con una condición-advirtió.

-¿Cuál?-volviéndome hacia él.

Lentamente comenzó a caminar en mi dirección acercándose más de la cuenta y dejándome atrapada entre su cuerpo y la pared.

-Que me digas que no te provoco nada tres veces-mirándome fijo.

-No me provocas nada-dije firmemente.

-¿Y ahora?-dejándome sentir su respiración en mi cuello.

Magia de un amor fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora