Capitulo 26

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 El pitido continuaba en mi cabeza a pesar de que ya no estaba consiente hasta que al fin comencé a escuchar que el pitido no era indefinido si no que más constante. Con dificultad abro lentamente los ojos para que estos se acostumbren un poco a la luz. Silenciosamente observo a mí alrededor e identifico que el sonido agudo proviene de la máquina que marcaba mis signos vitales. Continuo en silencio y veo que a mi lado esta Ji Hae limpiando sutilmente la pintura de mis uñas.

-Buenos días-dije sin ánimos.

-¡Unnie despertaste!-levantándose de su lugar muy emocionada.

-Yo creo que si-bromeé con una sonrisa.

-Unnie, ¿Por qué no dijiste nada?-angustiada.

-Creo que, porque quería ser feliz mis últimos días de vida-con mis ojos inundados de lágrimas.

-Aigo unnie-Se lamentó abrazándome.-Ahora entiendo el por qué de tus mareos y los dolores de cabeza que, sin que te dieras cuenta, podía escucharte sufrir durmiendo. Te quejabas mucho pero solo se lo atribuía a pesadillas, soy lo peor-se reprochó por último.

 -No unnie, tú eres la mejor persona en el mundo que Diosito me pudo regalar-abrazándola aún.

-Aigo-llorando sin soltarme.                       

Y, tal como en año nuevo, el conteo de mis días estaba llegando a su final y mi corazón se había quedado sin su mayor ilusión. Quizá es mi destino el que todos los hombres que amo me hieran y abandonen, a veces, incluso he llegado a pensar que alguien me hizo algún maleficio, pero ya no hablemos de brujerías que, con la que me cayó, es más que suficiente.

(**Relata Bon Hwa**)

Soy un estúpido…simplemente eso. La mujer que siempre esperé pudo ser mía pero, la dejé ir por cobardía. Verla entrar en aquel salón, ese día, como una verdadera dama, me llenó el corazón de pesar y rabia de no ser yo el que la acompañaba y verla tan feliz, me encantaba y me dolía a la vez. Luego, cuando quise hablarle, no logré más que continuar haciéndole daño. Verla llorar era lo que menos quería, pero fue lo único que logré intentando charlar y no era para menos, le mentí. Oírla decir que amaba a otro fue como un trago de ácido puro recorriendo mi cuerpo rápidamente envés de sangre. Entonces la tomé y besé a la fuerza tratando de convencerla de que aún me amaba. El resultado, solo probé una vez más la fuerza de su mano contra mi rostro. Pero luego, cuando vi que tomó mi collar, que ella misma me había dado, sentí como si me arrancara el corazón y al verla lanzarlo hacia la calle sentí como mi corazón poco a poco se apagaba y se retorcía al verlo caer. Ambos guardamos silencio, algo así como un luto al amor que ella acababa de destruir. Luego llegó Dak Ho y lo único que supe fue recordar aquella conversación en casa el día en que Araceli me vio besar a Hye So.

(Flash back)

-¿Dak Ho?-dije abriendo la puerta del departamento.

-No vine a charlar-me dijo muy duramente-solo una pregunta-serio.

-¿Cuál?-extrañado.

-¿Hasta cuándo la quieres ver así?-mirándome directo a los ojos.

-Yo no quería que ella lo viera y menos que se fuera sin una explicación. Si yo besé a Hye So fue solo porque…

-¿Qué hiciste qué?-respondió indignado. Entonces comprendí que me había auto delatado.-Dime que hay que hacer para que la dejes en paz-me exigió.

Tomé un poco de aire y respondí

-Si oigo de sus propios labios que no me ama y es lo suficientemente convincente, habrás ganado…

Magia de un amor fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora