Capitulo 9

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Una lágrima cayó casi por efecto involuntario cuando oigo a Bon cerrar la puerta de su cuarto y caminar por el pasillo hacia la escalera. Yo me paré en la puerta de la cocina con el basurero en la mano hasta esperar que bajara. Cuando bajó miró mi rostro con semblante sonriente al que yo le respondí con uno de decepción total señalando el basurero el cual observó con pánico y vergüenza

-Asique deliciosa, no sabía que la comida savia mejor en la basura-le dije con un tono bastante molesto-Creo que mejor me voy a mi cuarto.

-No Araceli déjame explicarte-me gritó mientras yo avanzaba por el pasillo y me metía en mi cuarto cerrándolo con pestillo.

Esta vez no contuve las lágrimas, porque, ahora sí, sentía que mi corazón se ahogaría en desesperación. Un llanto casi desenfrenado nacía el cual podía contener solo con una almohada mientras Bon golpeaba desesperado la puerta para que le abriera

-Por favor, de verdad lo siento…-suplicaba desde afuera

Yo solo seguía llorando con mis manos en el estómago ya que sentía que el alma se me iba a salir. Tomando un poco de fuerza y coraje respondí

-No te preocupes, total creo que te gané en la comparación, ¿Quién comería la comida hecha por un perrito, por más tierno y cariñoso que sea?, ¿Aunque este hecha con todo el amor que se pueda tener?, ¡Aunque haya estado todo un día haciéndola!, mejor. En una de esas ese perro podía estar enfermo, mejor que el perro se vaya a la calle-dije apretando los ojos y volviendo a llorar nuevamente.

-¡No, por favor!, en serio no era mi intención hacerte tanto mal….

Mi alma estaba hecha pedazos y de pronto como en un impulso, abrí la puerta del cuarto, tan rápido que Bon no pudo alcanzarme, tomé mis zapatitos y Salí corriendo del apartamento. La verdad no sé cómo puedo correr si siento todo el cuerpo acalambrado y tiemblo mucho. Debe de ser el impacto y los nervios. “¿Cómo pudo hacerme esto?... ¡maldito!.... ¿Por qué te amo tanto?...”…me repetía una y otra vez mi Araceli interior y nuevamente una pequeña conversación con mi mundo interno. Me senté en uno de los bancos en un parque, cerré mis ojos, me agaché y la charla comenzó:

-“Una vez creí haberte dicho que no confiaras en nadie,  ¡Espera fue ayer!”

-¡YA BASTA!, sé que hice mal. Debí haberte hecho caso desde que me lo advertiste, pero no. Ya me conoces, estas dentro de mí, sabes cómo soy de ingenua.

-“Pero igual mujer. Bueno ya, ¿Que puedes hacer además de esperar tu visa? Ten calma y todo se arreglará. Y a todo esto, ¿Dónde estamos?”.

Abrí mis ojos un poco desconcertada y me di cuenta que no conocía para nada el lugar en el que me encontraba e inmediatamente entré en pánico.

-No puede ser, me perdí-susurré para mis adentros algo aterrada-Ai Dios mío, ¿Ahora qué hago?-Dije levantándome lentamente algo temerosa.

-“Yo creo que mejor llamamos a la policía”

-No seas tonta. Si llamo a la policía, en algún momento me pedirán mis documentos y sabrán que estoy aquí clandestinamente-De todas formas toqué mi bolsillo en busca de mi celular-¡Maldición!, dejé el teléfono en casa.

Ahora si estaba totalmente desolada. Comencé a caminar sin un rumbo fijo, en busca de alguna ruta que me llevara de vuelta a casa pero nada. Detuve a varias personas, para tratar de preguntar en donde estaba, pero, como no me entendían ni jota, no me tomaban en cuenta. Cuando ya me di por vencida volví nuevamente al parque en el que estaba inicialmente. Me senté de nuevo en uno de los bancos temblando y no del miedo, ni de nervios, si no que ya era tarde, el día había avanzado muy rápido y estaba comenzando a oscurecer.

Magia de un amor fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora