El ultimo acto.

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El sonido de la alarma de Cesar me despertó, quien es su sano juicio tiene una alarma que puede despertar hasta al vecino y el seguir durmiendo.

Di vueltas en la cama la verdad no tenía animo de levantarme, pero talvez si ayer hubiese sido diferentes hoy no estaría en esta cama y tal vez estaría con el mejor animo del mundo por que, si, hoy es el día de la graduación de Esteban.

Quizás estaría corriendo de un lado para otro, en una sala de belleza, para que alguien arregle el desastre de mujer que soy, tendría puesto el lindo vestido gris de gala que mi mamá compró para mi.

Y asegurarme que Esteban se viera radiante, acomodarle su corbata y verlo orgullosa, besar su labios antes de verlo graduar.

Si eso sería magnífico, ese era mi sueño, pero como dicen no todos los sueños se cumplen y no todos los cuento tienen finales felices.

Me senté en la cama, me acomode las pantuflas que Cesar
me prestó, tome mi bolso y saque la tarjeta de invitación que mi sueg... Que la señora Elois me dio, mire la hora y el lugar al parecer primero sería la graduación en la universidad y luego habría una recepción o fiesta como lo quieran llamar en la casa de Esteban faltaban 4 horas para que el ultimo acto de esta obra fallida comenzara.

Deje la invitación sobre la cama y me levanté camine hací la ventana o bueno era una mega ventana, moví las cortinas de seda blanca que la cubrían y las abrí, necesitaba aire, ya estaba cansada de llorar, no me reconocía a mi misma nunca fui débil y ya era hora que esta sentimental vuelva a ser lo que era , mire al cielo, era una linda vista.

— Vaya despertaste temprano — la voz de Cesar me sacó de mis pensamiento.

— Si.. — me volví para verle, y ahí estaba él con su cabello desordenado aún siendo un desastre se veía bien.

— ¿Que piensas?— regrese la vista a la ventana antes de responder.

— Que es un lindo dia.

— Si lo es— se acercó a la ventana para acompañarme — ¿Que piensas hacer hoy?

— Ya te lo dije ayer y quería pedirte un favor ¿Puedes acompañarme?

— Seria un honor señorita Eliza.— me extendió la mano y me acercó a el para abrazarme.— Promete que serás fuerte.

— Si... Ya es hora que la antigua Eliz regrese.

— Bueno vamos a desayunar, y luego te llevare a un salón para que te pongan mas hermosa de lo que ya eres pequeña.

— Ya basta con eso César — le saque la lengua, no era buena recibiendo cumplidos.

— Yo solo digo la verdad — sonrió — ve date una ducha y nos vamos.

Asentí y me dirigí de mala gana al baño para tomar una ducha rápida.

Salí de la bañera y me mire fijamente en el espejo del tocador, no tenia ganas de nada.

Nunca se han sentido sin ganas de avanzar, sin fuerzas para mantenerse de pie o te sientes como  perdida por que has fallado en lo que de verdad querías, pues eso es lo que siento en este momento. Quería salir corriendo de este país irme lo mas lejos posible buscar un lugar donde poder olvidar todo lo que estoy viviendo, un amor que la distancia lo hizo imposible o sera que es mas fácil echarle la culpa? Y limpiarnos las manos.

Me aliste súper rápido, no tenia que hacer mucho ya en el salón se encargarían de ello. Saque el largo vestido gris de la maleta y unos zapatos altos del mismo color los metí cuidadosamente en un bolso para no arrugarlo.

Salí de la habitación hacia el comedor, el olor a hot cakes y chocolate invadían el ambiente.

Al llegar a la cocina divise una escena un tanto divertida, Cesar con un delantal blanco frente a la estufa, cocinando, estalle en una carcajada.

— ¿De que te ríes?— preguntó con él, con el ceño fruncido.

— De nada,— me cubrí la boca con las manos-- es que te vez tan como decirlo.

- ¿Ridículo?

- No te vez gracioso es que nunca pensé que cocinaras.

- Cocino desde que tengo memoria, si no lo hago moriría de hambre, ahora ayúdame a poner los platos en la mesa.

En ese momento mi estomago hizo un  ruido indicando que necesitaba comer, no probé prácticamente nada el día de ayer y si seguía así terminaría otra vez en el hospital.

- Tu estomago esta impaciente, sientate, el desayuno ya esta listo.

Obedecí, Cesar colocó una montaña de hot cakes , un frasco de nutella, café negro, un poco se fruta y jugo de naranja, era un desayuno completo, se me antojo de inmediato.

— Come mucho chocolate, eso te pondrá de mejor animo Eliz.

El sabia mi gusto por el chocolate, y también que evite comerlo para no engordar mas, pero en este momento eso era lo de menor. Tome una buena cucharada de nutella y la embarre en el hot cakes, debore mi desayuno rápidamente, cuando termine me sentí mejor con mas energía y ánimo.

— Cocinas delicioso César.

— Oye Eliz los hot cakes son fáciles de hacer le quedan bien a todos.

— Pues a mi no, soy un desastre, por mas que me esfuerzo no me salen.

Comenzó a reírse.

— Seguro que ha ti se te quema hasta el agua .

— Cállate ..— le tire un trozo se manzana, el cual el me devolvió y comenzamos una guerra de trozos de fruta cuando mi celular sonó.

Tome mi celular y era Oliver, mi doctor, mas bien era una solicitud de vídeo llamada , la acepte y pude divisar, a ese chico ojimiel, de cabello castaño y piel blanca era muy pálido por cierto.

Hablamos un poco sobre como habíamos estado en estos últimos 3 días, y el motivo de su llamada...

-- ¿Que?!-- exclame sorprendida-- Estas hablando enserio o estas bromeando.

-- Hablo enserio hoy salgo para la ciudad de México , tengo que arreglar unos papeles que deje pendiente y de paso podemos ir a conocer un lugar que me encanta ¿ Que dices ?

-- Claro!!!-- me emocionaba la idea de tener a mi doctor y amigo cerca es impresionante el cariño que le he tomado en tan poco tiempo y la confianza que el me produce al igual que Cesar.

-- ¿Y no me llevas a mi colega?-- dijo Cesar asomándose a la camara de mi cel.

--  Lo siento hermano pero esto es solo para Eliz-- bromeo Oliver.

Cesar solo bufo y continuo desayunando.

-- ¿ Y como estuvo tu encuentro con Esteban?

— Te cuento luego si— mi sonrisa de desvaneció lentamente.

—¿ Paso algo malo?— preguntó con el ceño fruncido.

— Ya te dije te cuento cuando estés aquí — insistí pero esta vez trate de sonreír para que no se preocupara de más.

— Esta bien, te veo luego — el sonido de un claxon se escuchó al fondo— Debo irme cuídate.

Me limite a asentir y colgué.

Terminamos de desayunar, ayude a Cesar a lavar los platos era lo mínimo que podía hacer, la comida estuvo deliciosa.

La idea de que Oliver viniese a México me emocionó, será un buen apoyo para mi después de lo que pasara hoy, no tengo ni idea de lo que pasara dentro de unas horas, pero ya no importa.

No Te Quiero Perder ❤ (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora