3. Rockstar adorable.

6.3K 299 43
                                    

Iba a odiar a William Strat tanto como mi sangre, mi cuerpo, mis células y mi cerebro pudieran soportar. De verdad, jamás alguien me había parecido tan patético y molesto.

¿Realmente no tenía nada mejor que hacer?

Me había llamado al menos treinta veces, sin exagerar. Eso y algunos veinte mensajes, dos tweets con mención y sesenta interacciones que básicamente eran sus "me gusta" en contenido antiguo de mi cuenta.

Lo estaba odiando muy seriamente.

Pero me odiaba más a mí, porque era tan inmadura, tan dramática y tan inflexible, que prefería soportar aquel infierno sin sentido antes que aceptar su invitación.

Es decir, solo estaba invitándome a comer pizza, ¿cierto? ¿Qué de malo podía tener eso?

Bueno, pues desde mi perspectiva, las cosas malas estaban enumeradas de la siguiente manera:

1. No podía ser vinculada con él de ninguna manera o de lo contrario arruinaría mi recién nacida carrera.

2. Aceptar sería admitir que él había ganado.

3. Dejarlo ganar no solo me avergonzaría, sino que probaría que dentro de mí no lo detestaba tanto como parecía.

Y mientras él seguía insistiendo en molestar, como si no tuviera nada mejor que hacer o nadie mejor a quien invitar, yo me repetía la lista de motivos para resistir.

La tarde se me fue en ignorar a William, fingir frente a mis amigos que no estaba volviéndome loca y, al final, cuando Valeria y Greg se fueron, Janet y yo nos pusimos a vagar por el centro comercial mientras ella me tentaba repetidamente a sucumbir.

—Deberías tomar por lo menos una de esas llamadas, vas a arrepentirte.

—No, no quiero. Además, ¿de qué voy a arrepentirme? ¿De no comer una pizza cualquiera que puedo comprar por mí misma y para mí sola? No lo creo.

Bufé mirando a mi teléfono. Ni siquiera podía entrar a mis redes sociales porque su presencia seguía ahí a cada segundo y era tan exagerado que me pregunté si le estaba pagando a alguien porque lo hiciera, porque él era un hombre ocupado y debía tener muchas más cosas por las cuales preocuparse, ¿no?

—¿Sabes lo patética que te ves berreándole al celular? — preguntó mientras yo tomaba una blusa de un aparador, estábamos en una de mis tiendas de ropa favoritas.

—Me importa un... no voy a contestar.

—¿Qué tan malo puede resultar salir con William y sus amigos? Quiero decir, ellos parecen amables.

—Ese es el problema, yo no quiero ser amiga de ellos. Demasiada fama para mí. Además, si hoy salimos, mañana seré el nombre más buscado, tendré mil millones de amenazas de muerte y eso sin contar que Alesso va a matarme por entrar en el mundo de la farándula, cosa que me ha pedido evitar desde que me encontró.

—No seas paranoica, eso no será así.

El teléfono volvió a encender la pantalla con un número que igual seguía sin reconocer, pero que estaba segura de que era él. Antes de que pudiera rechazar la llamada Janie me lo tomó de las manos y lo llevo directo a su oído derecho.

—¿Diga? Ah, hola. ¿Quién? — hizo una pausa y puso cara de sorpresa, lo que me confundió —. ¿Ah? Alesso, sí, soy su amiga, pero ella está aquí, se la comunico — explicó mientras me tendía el teléfono y yo, con confianza por realmente creer que mi productor estaba llamando desde un número desconocido, tomé la llamada.

—Hola — saludé más animada.

—Hola, ¿vendrás por la pizza? — preguntó del otro lado la voz que definitivamente no era de Rowell.

Rockstar en la friendzone | EDITANDO | Angie JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora