Simplemente yo

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Que ingenua melancolía de esa yo que algún día pensó que el mundo se podía cambiar con palabras.

Esa niña que creía que todos eran buenos, que no había perdedores, que los juegos existían solo para divertir y que en la vida si algo salía mal, se repetía, que absurda fui, que bella mentira, que tosca ilusión la que se reveló, la ostia que me di al caer de la nube esa si fue fuerte de verdad, esa si que dolió y no tanto las demás.

Luego descubrí que el amor no eran solo parejas felices, que había más matices, que amar no era todo coser y cantar, y que también había conflictos difíciles de soportar, heridas que hervían y no curaban tan fácilmente como se pintaban, momentos difíciles, a veces demasiado y a veces demasiados dependiendo del día.

Días de tristeza, días de alegría, días de soberbia y melancolía, días de ebrias copas que aún reposan vacías, días de botellas que desaparecían, de amargos días dulces recuerdos, de dulces recuerdos palabras vacías y corazones rotos que tornándose en piedra huían de lo que no querían, pero madurar significa entender que lo que quieres no es siempre lo que conviene hacer, y que por tu bien has de hacer lo que conviene, para no daña lo que quieres.

Nunca dejes de soñar, que no te afecte lo que piensen los demás, debes decidir el camino que quieres escoger, no sera fácil de proteger, pero lo que se logra con esfuerzo, no te lo arrebata el orgullo, y menos cuando el error es tuyo.

Hay grandes capullos que te querrán dañar pero eres tú quien se les impondrá, contigo no podrán, no te dejes vencer ni por ellos, ni por ellas, ni por ningunas de esas falsas bellas que dicen ser más, que anhelan ser más, y te van detrás, no te dejes vencer, no debes perecer, levanta esos dos pies aunque sigan descalzos por caminos escarpados, no importa.

Llegó la despedida, a la chica de mi vida, mi dulce niña melancólica, esa eres tú, fuerte, capaz, como yo lo fui, como yo lo seré, me debo march.ar porque te vas a despertar, esto es par ti, mi pasado ser.

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