¿Quieres un One-Shot con algún personaje del mundo mágico? ¡Llegaste al lugar correcto! Dime tu nombre y con quién quieres el One-Shot, el resto déjamelo a mí.
Ahí estaba Melissa Linghood, luchando con sus impulsos. No quería acercarse, pero algo le gritaba que lo hiciera.
Al final, con un suspiro de resignación, se levantó y siguió a Tom Riddle a donde sea que él estaba yendo. Sabía que la atraparía, pero prefería arriesgarse a quedarse con la duda de qué hubiera pasado.
Lo más sigilosa posible copió los pasos del chico. Llevaba sus cuadernos en mano, y procuró que su paso fuera digno de la Slytherin que era.
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—Deja de seguirme, Linghood —escuchó que decía el chico, quien se había detenido para verla.
Melissa suspiró y pasó la mano por su cabello. Giró los ojos.
— ¿Quién dice que te sigo, Riddle? —respondió reuniendo valor.
Tom sonrió de lado, de forma sarcástica, y la observó con más cuidado.
—Quizá el hecho de que se supone que vayas a clase —dijo triunfante, volviendo a caminar.
—Al contrario, es mi hora libre, puedo hacer lo que quiera, y lo que quiero es saber qué tanto haces que desapareces siempre que puedes.
Tom se detuvo abruptamente, haciendo que Melissa chocara con él.
—Si no estuvieras tan al pendiente de mí, no sabrías que desaparezco.
—Cariño, no lo sabía, acabas de decírmelo —la Slytherin dejó que una risa se escapara de su garganta, enfureciendo a Tom.
—¿Sabes? Suelo ser muy... Persuasivo, Melissa, y no querrás ganarte un castigo y manchar tu expediente de estudiante perfecta.
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Ahora él reía, y Melissa recordó el porqué había comenzado a seguirlo en un principio.
Claro, todos alguna vez seguimos a nuestro crush.
—No me digas Melissa, Tom. Soy Lissa, y ya —retó molesta.
—Te llamas Melissa Lighood, y no eres nada importante como para llamarte por un estúpido apodo.
