Tenemos que hablar (Blaise Zabini)

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Lestrxnge-,

En la sala común de Hufflepuff, Cedric y yo consolábamos a Marilyn, nuestra hermana.

-Ya, Marilyn, olvídalo -le dije-. Sé que no será fácil, pero...

- ¡Claro que lo será! -dijo animada-. Debo centrarme en mi futuro y mi mente estará ocupada.

- ¿Estás pensando en él ahora, cierto? -preguntó Cedric burlón.

Ella asintió.

-Jodida mierda. Todo es diversión hasta que alguien se enamora -dije y Marilyn sonrió.

-Hablando de carruseles, ¿qué tal te va con Blaise?

- ¿Con Blaise? ¿Blaise Zabini? -preguntó Cedric-. ¿Qué tanto me estoy perdiendo?

-No mucho... O eso creo -hice una mueca-. No me hace caso -mentí.

-Él se lo pierde -dijeron mis hermanos.

-Quizá. Pero tengo Runas Antiguas y la clase es en una hora. Quedé de ver a Hermione antes para aclarar unas dudas. ¡Nos vemos!

Y salí de allí.

(...)

Si quieres comprender algo a la perfección, llama a Hermione. Me explicó de pies a cabeza cada una de mis dudas (que no eran pocas) y me prestó su cuaderno lleno de apuntes.

-En cuanto acabe la clase, voy a tu sala común y lo dejo en tu cuarto. En serio, gracias.

Ella sonrió.

-No pasa nada. Pero ¿cómo piensas entrar?

-Una buena bruja no revela sus trucos -dije guiñando un ojo, yéndome.

Salí de la biblioteca y comencé a caminar. Me quedaban veinte minutos solo para mí, y no perdería ni uno solo.

Saqué de mi mochila una bolsa llena de artilugios para bromas (cortesía de los gemelos Weasley) y segundos luego estaba rodeada de estudiantes de todas las casas.

-A ver, la mercancía de hoy no es mucha pues, ya saben, desde que descubrieron que alguien se encarga de vender los productos de bromas interceptan las lechuzas. Venderé la mitad ahora, como siempre, y luego de la cena el resto. Pero si me ven por los pasillos y están dispuestos a pagar el triple, no duden en detenerme.

Soy socia de los Weasley desde que se escaparon de la cara de sapo. Quiero decir, no soy la única, pues otra chica que no conozco, algo que es culpa de los gemelos, se encarga de vender la mercancía más llamativa y peligrosa. Al parecer es socia de los gemelos desde que comenzaron en Hogwarts, y por eso ellos la quieren mantener en el anonimato.

(...)

Diez minutos luego ya había terminado mi trabajo. Me despedí de los otros y ellos prometieron guardar silencio, y siempre lo hacían, hasta los Slytherins.

Me dirigí a Runas Antiguas sintiendo una mirada fija en mi nuca. Saqué mi varita disimuladamente y seguí mi camino, ahora más alerta.

Al voltear por uno de los pasillos, cuando tan solo me quedaban cinco minutos para que empezara la clase, alguien pasó junto a mí y agarró mi brazo con fuerza. Me arrebató la varita y me acorraló contra la pared.

Era Blaise. Okey, puede que me guste, pero también me gusta mi espacio personal.

- ¡Déjame! -grité.

-No hasta que me digas porqué estabas rodeada de tantos chicos.

Sonreí.

- ¿Y eso a ti qué te importa? -gruñí.

- ¿Cómo que qué me importa? ¡Pues mucho! Sabes muy bien que me gustas.

Reí sarcástica y le pateé en sus partes nobles. Me soltó y yo tomé mi varita, acomodé mi ropa y le sonreí.

-Cariño, si tanto te gusto, ¿por qué no lo demuestras?

Aparté el cabello de mi rostro y comencé a caminar, dejándolo en el piso retorciéndose.

(...)

Esta vez dejé sorprendida a la profesora. Fui la mejor de la clase, y ayudé a los que tenían dudas.

-Me sorprende este cambio, señorita -dijo cuando terminó la clase-. Me esperaba todo... Menos esto.

-Bueno, tomé una lecciones con Hermione. Me explicó mis dudas y... Pues, ya ve.

Hablé unos minutos más con la profesora, y luego recogí todas mis cosas. Comenzaba a hacer frío, por lo que caminé lo más rápido que pude hacia la sala común de Gryffindor.

En el camino me topé con varios alumnos. Hay quien me saludaba, quien me ignoraba y quien se quedaba a charlar.

A solo minutos de la sala común, vi a Blaise caminar rápidamente hacia mí. Apresuré mi paso, fingiendo que no lo había visto.

Pero llegó antes que yo.

-Tenemos que hablar -dijo.

Puse expresión de susto.

-El temido "tenemos que hablar" ataca -dije para molestarle.

Blaise odiaba que hiciera eso, lo sabía. Si algo no soportaba era que se burlaran de él, y eso hacía.

-Es en serio, Victoria.

-Lo sé, Blaise. Tan en serio como la venta que tengo luego de la cena, y debo prepararla -dije intentando pasar.

-Por favor, solo unos minutos.

Dejé escapar el aire que había contenido en mis mejillas y asentí. Blaise tomó mi mano y me dirigió a la sala de los menesteres, donde, tras pasar tres veces frente a la pared, entramos.

-Ahora, dime -dije tomando asiento.

Blaise suspiró y se detuvo frente a mí. Si bien no era muy bajita y de pie ya me sacaba dos cabezas, sentada era peor.

-Victoria, llevas años robándote toda mi atención. Lo sabes, y bien, porque yo también me robo la tuya. ¿Por qué simplemente no aceptas ser mi novia? Lo he intentado todo desde que me gustas, y no me has hecho caso. Sé que quieres ser mi novia, porque he visto cómo miras a los demás y cómo me miras a mí. Solo...

No lo dejé terminar. Me levanté, le golpeé en el estómago, causando que se bajara por inercia, y lo besé. Se sorprendió, oh, claro que sí, y aproveché eso para dirigirme a la salida.

-Por cierto, sí quiero ser tu novia -dije antes de abrir la puerta, y logré ver la gran sonrisa que se dibujaba en su rostro.

One-Shots de Harry Potter (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora