Beatrice Brown, una ravenclaw sin igual. La bruja más poderosa de su era, un ejemplo de elegancia e inteligencia. Beatrice Brown, con un único defecto.
Sirius Black.
Su corazón se volvía loco cuando él estaba cerca. Hacerle las tareas se convirtió en una rutina que no planeaba cambiar. Sus conversaciones, de apenas diez palabras, le alegraban el día. Estaba a sus pies.
Por ahora.
Se acercaba San Valentín. Beatrice odiaba San Valentín. Le parecía una festividad puramente comercial para robarle dinero a los pobres diablos que creían que si no gastaban cien dólares en un regalo no valían nada. Pero por más que la odiara, tenía que aprovecharla.
Era su oportunidad de decirle a Sirius Black cómo se sentía. Lo había consultado con su almohada muchas veces: llevaba dos años en el limbo, siendo su sirvienta sin tener ninguna paga. Aunque era ella la idiota que lo permitía.
Al final decidió que lo mejor era decirle. Estaba abusando de su amabilidad y presentía que él lo sabía. Lo hacía a propósito. Beatrice era una genio, dejarse utilizar de esa manera comenzaba a fastidiarla.
No más.
Las cosas no eran gratis. Menos cuando Sirius tenía un promedio excelente a costa de ella. Si no eran ni amigos, ¿por qué seguir haciéndole todo? Si fueran algo podría ayudarlo, darle las herramientas para que se superara solo, pero no lo eran.
Y ella quería que fueran algo.
Se acercó a Sirius al verlo con sus amigos, con todo el valor que pudo recoger. Tocó suavemente su hombro, derritiéndose cuando sus miradas se cruzaron.
— ¿Pasa algo, nena?
—Necesito decirte algo... ¿puedes venir un momento? —se mordió el labio.
—Estoy algo ocupado, ¿no puedes decírmelo rápido ahora? —él sonrió.
Vamos, Beatrice, no es para tanto. No eres la primera chica que le dice algo así. Sus amigos se enterarán de todas formas... y toda la escuela. Dile.
—Sí, yo... me gustas —soltó, quitándose un gran peso del pecho.
Sirius la miró por unos segundos antes de estallar a carcajadas. Beatrice no sabía qué hacer. Vio a James aguantar la risa y a Remus darle miradas fulminantes a Sirius, pero él no paraba de reír. En poco tiempo la atención de todos estaba en ellos.
— ¿Y? ¿Crees que eres la única? Oh, preciosa, solo eres otra más del club. Pregúntale a Kimberly, ha de tener las inscripciones. Serás bien aceptada al grupo de Las rechazadas por Sirius Black. Anda, vete a hacerme la tarea de mañana.
Todos se quedaron boquiabiertos. Ni siquiera los Slytherin se burlaron. Era la primera vez que Sirius Black trataba tan mal a alguien por algo como eso. Era la primera vez que alguien trataba a Beatrice así, alguien tan querida en Hogwarts. Ella apretó los puños, aguantó las lágrimas y sacó los pergaminos de sus próximas tareas.
—Mueve tú el culo y hazlas, porque no pienso hacerte nada más, imbécil —espetó quemando los pergaminos con un movimiento de varita y salió de allí, con la cabeza en alto.
Sirius Black estaba sobrevalorado.
(...)
Beatrice lloró esa noche. Y la siguiente. Y nunca más. Sirius Black le causó dolor dos noches, pero no se permitió que lo hiciera más. Nadie se burló de ella, y si lo hubieran hecho no le habría importado. Nunca bajó la cabeza, menos cuando pasaba junto a él. Lo ignoró olímpicamente.
Remus se le acercó a la semana del rechazo y le pidió disculpas por la actitud de Sirius. Se sentía más culpable que Black. Beatrice aceptó sus disculpas para que el pobre pudiera dormir. Él no tenía la culpa de que su amigo fuera un imbécil.
Se cumplía un año del evento. Ella estaba bien, sonriente, recibiendo los regalos de sus amigas y un par de admiradores ese San Valentín. Sentía la mirada de Sirius haciéndole un roto en la nuca, pero lo ignoró.
Salió del comedor con los regalos. Se volteó al escuchar pasos y alguien la acorraló contra la pared. Era él.
— ¿Qué mierda quieres, Black? —gruñó.
—Lo siendo, Beatrice. No sabes cuánto. No sé qué...
—Cállate —espetó soltándose de su agarre—. No vengas con mierdas.
—Joder, ¡te dije todo eso porque te quiero! —dijo desesperado, sosteniendo su brazo.
Una sonrisa se pintó en el rostro de Beatrice al escucharlo. Había esperado ese momento con ansias. Lo miró a los ojos, mientras él comenzaba a sonreír.
—Felicidades, eres el fundador del club de Los rechazados por Beatrice Brown.
Y se fue, sin mirar atrás.
ESTÁS LEYENDO
One-Shots de Harry Potter (Terminada)
Fanfiction¿Quieres un One-Shot con algún personaje del mundo mágico? ¡Llegaste al lugar correcto! Dime tu nombre y con quién quieres el One-Shot, el resto déjamelo a mí.