Sálvame (Albus Severus Potter)

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     AgostinaGryffindor
    
      —A veces siento que me pierdo. Que estoy sin estar, que miro sin ver. Siento que solo soy media persona. Alguien me quitó mi otra mitad: la mitad estable. La que no piensa. No siente. No ama. No sufre.  La mitad que necesito para crear barreras, máscaras, fortalezas. Sin embargo, solo tengo mi mala mitad: la mitad inestable. La que piensa. La que siente. La que ama. La que sufre. Pero aprendí que quizás es lo mejor. No puedo fingir, soy transparente. Feliz —Agostina alzó la vista del libro y miró a Albus, con una sonrisa—. ¿Y bien? ¿Te gusta?
     —Me encanta —sonrió mirando el libro—. Con razón es tu libro favorito.
     —Es mágico —Agostina soltó un pequeño suspiro de ensueño—. Tiene tanta historia y a la vez tantos sentimientos. Romances ocultos, batallas inminentes. Todo en uno.
     —Te ves mucho más hermosa cuando te emocionas así —Albus soltó una risa, besando su mejilla.
     Agostina rió por lo bajo, avergonzada.
     —No digas esas cosas —lo miró, realmente enamorada.
     —No puedo no hacerlo —sonrió levantándose, tomando sus pergaminos—. Tengo clase. Nos vemos más tarde, linda —se dieron un beso corto y dulce antes de que se fuera.
     Agostina se quedó allí, con una sonrisa imposible de controlar, mientras releía por quinta vez el libro.
     (...)
     Eran una pareja feliz. No discutían, no se mentían, no fingían. Confiaban el uno en el otro.
     O creían hacerlo.
     Agostina caminó hacia Transformaciones con una sonrisita. Siempre tan alegre. Repasó sus apuntes mientras andaba, dejando de hacerlo al ver a Albus junto a una chica. Decidió dejarlo pasar: solo estaban hablando. Entró a su aula, pensativa.
     Era el principio de todo.
     (...)
     Agostina observó a Albus a lo lejos. Hablaba con la chica, que descubrió se llamaba Delphini. Intentó dejar de pensar en cosas negativas: solo eran amigos. Solo amigos. Siguió haciendo su tarea de pociones, distraída.
     Alzó la vista cuando Scorpius se sentó a su lado. Se veía triste: desde hacía meses estaba así. Ni siquiera Albus sabía qué le pasaba.
     —Hola, Agos —sonrió débilmente, mirando la escena y luego a ella—. ¿Qué pasa?
     —No lo sé —suspiró bajando la cabeza—. Supongo que son amigos... yo qué sé. No me ha hablado de ella.
    —Entonces pregúntale. Es tu novio, no pasa nada con que quieras saber quién es su amiga —palmeó su espalda—. ¿Me ayudas con pociones?
     Agostina asintió, considerando sus palabras. Eso haría.
     (...)
     No había ido bien.
     Cuando Agostina le preguntó quién era la chica Albus se puso nervioso. Comenzó a sudar. Parecía que ocultaba algo, aunque más que eso, lucía confundido. Agostina tuvo que decirle que no importaba, que no tenía que decirle.
     Se estaban distanciando.
     La chica se sentó en su mesa, sin molestarse en mirar a Albus. No le gustaba cómo iban las cosas. Scorpius se sentó a su lado, sin importarle que era la mesa de Gryffindor: resultó ser un gran amigo. Con razón Albus lo quería tanto.
     Hablaron por un buen rato, evitando el tema, hasta que Agostina miró a Albus. Estaba embelesado mirando a Delphini. Bajó la cabeza, sintienso su corazón romperse.
     Sabía lo que tenía que hacer.
     Se levantó y se acercó a él, pasándose una mano por el cabello. Soltó un suspiro y tocó su hombro, haciendo que saliera de su ensueño.
     —Tenemos que hablar.
     Albus asintió y se levantó. Cuando ambos salieron Agostina lo miró a los ojos, aguantando las lágrimas.
     —Lo mejor es que terminemos, Albus —desvió la mirada.
     Albus abrió los ojos como platos.
     — ¿Q-qué? ¿P-pero por qué, Agos?
     —He visto cómo miras a Delphini —susurró—. No me interpondré ante ello. Quiero que seas feliz, conmigo o sin mí.
      A Albus no le dio tiempo a responder. Agostina se fue corriendo.
     (...)
     P.O.V. Albus
     Me estaba volviendo loco. Estaba confundido por Delphini, pero ahora... ahora estaba claro en lo que quería. Quería a Agostina.
     Detuve a Scorpius al verlo caminar a la biblioteca y lo miré desesperado.
     —Ayúdame.
     No tuve que decir nada más. Él asintió, sin mirarme a los ojos, y me guió a nuestro cuarto para decirme qué hacer. Me extendió un cuaderno y lo tomé, fijando mis ojos en la portada. No decía nada.
     —El diario de Agostina.
     Abrí los ojos como platos y lo miré.
     — ¿Cómo lo conseguiste?
     —Somos amigos. Me cuenta todo. Ayer se le quedó después de leerme varias entradas. Quizás si sabes cómo se siente la recuperarás.
     Asentí, mordiendo mi labio. En el amor y en la guerra todo se vale, ¿no? Me senté y comencé a leer, sin notar la mirada triste de Scorpius sobre mí.
     (...)
     Me acerqué a Agostina al verla en el pasillo, sosteniendo el diario. Suspiré nervioso. Seguí caminando, mordiéndome el labio con fuerza hasta llegar a su lado y detenerla.
     —Tenemos que hablar.
     Agostina quiso encontrar alguna excusa para no hablarme, pero no tenía ninguna. Al final se rindió y ambos salimos del castillo.
     Nos detuvimos al llegar a un lugar tranquilo y bonito y nos sentamos. La miré, nervioso, dándole finalmente el diario. Agostina miró el cuaderno y suspiró.
     — ¿Scorpius? —asentí—. Cómo no.
     —Lo hizo por mí. Yo... lamento lo que pasó. Fui un imbécil. No supe valorarte cuando eres lo mejor que me ha pasado. Eres todo para mí. Sé que esto no borrará el dolor que te hice, pero quiero empezar otra vez. Hacerlo bien. Dame la oportunidad, Agos.
     Me observó unos segundos que me parecieron eternos hasta que sonrió.
     —Me llamo Agostina, ¿y tú? —extendió su mano hacia mí.
     La tomé con una gran sonrisa.
     —Albus.

One-Shots de Harry Potter (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora