Capitulo 8

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Miro a la nada.
El mismo momento y la misma conversación se repiten en mi cabeza una y otra vez.

"Me temo que los resultados de las pruebas han sido positivos, usted tiene la enfermedad de Huntington"

"Y según las pruebas, se encuentra en una etapa muy avanzada, su casó es muy peculiar, por lo avanzado de los síntomas que presenta y según la tomografía, usted ha estado desarrollando está enfermedad desde hace unos 8 o 9 años, la probabilidad de que esto suceda es tan baja que nunca antes la habíamos visto en este hospital"

"Es una enfermedad neurodegenerativa, lamentablemente no hay cura"

"Señorita Rodríguez tiene que comenzar su tratamiento de psicoterapia lo antes posible, ya he hablado con el psicoterapeuta del hospital y por supuesto también necesita un psiquiatra para que le recete los medicamentos adecuados"

-¿Cuanto tiempo me queda? - es lo único que puedo preguntar.

"Es imposible saberlo, la verdad es que no tengo mucha experiencia con esta enfermedad en concreto, necesitamos ver cómo responde su cuerpo a la terapia.
Por los síntomas que ya presenta no puedo ser positivo, cuando la EH se presenta en la juventud los síntomas suelen avanzar más rápido y la esperanza de vida es mucho más corta, no hay nada que podamos hacer para detenerlo más que ayudar a que lleve una vida lo más normal posible, por el momento usted es independiente pero le recomiendo que en las próximas visitas venga acompañada cada vez le será más difícil realizar las actividades cotidianas le daremos medicamentos paliativos pero después de todo esto, solo queda esperar"

"SOLO QUEDA ESPERAR"

Cómo odio esa frase, preferiría que me dijeran algo más concreto, incluso si solo me dieran un año o un mes, sería mucho mejor qué está incertidumbre.

"Solo queda esperar"
"Solo queda esperar"
"Solo queda esperar"

Esta frase se convierte en un mantra en mi cabeza mientras sigo en el parque.

Por una vez me gustaría estar cien por cien segura de algo.

Nosé cuanto tiempo llevo aquí pero cuando me doy cuenta ya está anocheciendo, tomo mi bolso que ahora está lleno de medicamentos con nombres que son imposibles de pronunciar y me dirijo a la parada de autobus.

Me alejo de mi banca, esperando poder dormir un poco, me esperan días difíciles y necesito descansar.

Pero sobre todo, necesito ser fuerte.

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