Capitulo 9

562 45 27
                                    


Camino con la cabeza baja cómo siempre, pero cuando la levanto frunzo el ceño.

¡Alguien esta en mi banca! ¿Cómo se atreve?

Dudo un poco, podría sentarme en la banca de a lado, pero después de todo el tiempo que he pasado en ella, considero que es mía, me gusta estar ahí.

Es la única que me ha acompañado las últimas semanas.

Vengo al hospital una o dos veces a la semana y antes y después de cada cita paso gran parte de mi tiempo en ella.

Después de cada visita con el Dr.San Cristobal, el psicoterapeuta y el psiquiatra, mi banca me consuela, me tranquiliza o al menos así me hace sentir, este lugar es muy tranquilo, siento que puedo respirar mejor y relajarme un poco.

Estoy a punto de dar media vuelta, pero entonces pienso: "Esto es un lugar público, yo también tengo derecho de sentarme en esa banca como la tiene está persona" no puede hecharme si me siento a su lado ¿O si?.

Sigo caminando y me siento como si nada, entonces le doy una mira de soslayo a la persona, para ver su reacción, en una ciudad tan grande como la CDMX es común terminar apretujado con muchos desconocidos en cualquier lugar, pero teniendo en cuenta que hay mucho sitió aquí y que podría sentarme en cualquier otra banca, debo parecer un poco rara por sentarme justo a lado suyo y desperdiciar la oportunidad de conseguir un poco de soledad.

Al principio no me mira de regreso, pero su perfil me trae un vago sentimiento de reconocimiento, creo que lo he visto en alguna parte, es raro, por qué no suelo retener la cara de las personas, soy la clase de persona que conoce a alguien y cinco minutos después ya la olvidó completamente, pero está sensación de que lo he visto en algún sitio continúa, debe sentir mi mirada y pensar que estoy loca, para cualquiera que nos vea de lejos probablemente le parecerá que somos amigos por la forma en que me acerque y por esa ligera sonrisa burlona que él tiene en la cara, ahora lo estoy viendo descaradamente, tengo el torso completamente vuelto hacia él, entonces, después de lo que parece una eternidad, al fin se gira hacia mí.

Y entonces lo reconozco, es el mismo chico con el que tropecé hace unas semanas, justo frente al hospital, nos conocimos como por un minuto, pero sus ojos se me quedaron grabados.

Su mirada me pone nerviosa, no sé si me recuerda, espero que no porqué de lo contrario pensara que lo estoy acosando, aunque no han sido mi culpa estos dos encuentros y además, él nisiquiera levantó la mirada cuando me sente, si hubiera visto sus ojos desde el inicio, lo habría reconocido y me habría sentado en alguna otra parte.

Después de un minuto entero con ambos viéndonos fijamente, pero sin una palabra de reconocimiento por parte de ninguno, me pongo derecha, miro al frente y me olvidó de la existencia de esta persona el resto del tiempo, mis problemas son más graves como para preocuparme por lo que piense de mí un desconocido.

No hacer nada irremediablemente envía a mi mente a pensamientos malos, en la razón por la que estoy aquí, la razón por la que no duermo en las noche, de que mis manos tiemblen en los momento más inoportunos, etc. etc.

Sí, no hay nada como ponerte a pensar en tú inminente muerte, para que un chico que no conoces de nada se convierta en algo irrelevante.

MARU<3

SOLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora