8: Sin ataduras.

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—No puedo aceptarlo —sacudo mi cabeza, Cranberg bufa—. Esto es demasiado, señor, sólo hice un par de arreglos...

—Hijo —jadea echándose hacia delante en su silla—, ¿siempre sueles menos preciarte? Mira, Keith, tú te lo mereces. No les doy un bono semanal a todos en este taller. Te lo has ganado. Eres prácticamente la razón por la cual este negocio se mantiene en pie. Los clientes vienen preguntando por ti.

Suspiro, intentando con todas mis fuerzas el no llevarme las manos a la cabeza. No sé por qué demonios se me hace tan difícil tomar el jodido cheque, es sólo un cheque. Un cheque que supera en creces la usual cantidad de ceros que me es entregada a finales de mes, lo cual en sí, no sucede todo el tiempo.

—Keith, tómalo, por favor —vuelve a tender el dichoso papel, pero no lo tomo, sólo lo observo con fijeza—. Puedo con esto, muchacho. Puedes considerarlo un regalo de mi parte también, por tu buen desempeño.

— ¿Por qué lo hace? Yo... no puedo, no puedo, simplemente es demasiado. Yo veo lo que gana usted mensualmente, a penas llega al monto deseado para lo que es el taller, todo se va en repuestos, señor Cranberg...

—Keith, tú quieres estudiar.

Me paralizo, mis labios abren y cierran, pero nada sale de ellos. Termino por hundirme en el asiento.

»Esto te va a ayudar a costear tus estudios, lo que tu padre no puede pagar. Escucha, esto es parte de tu paga mensual, el bono semanal es para ayudarte. Keith, puedes estudiar y dejar el taller por un tiempo, estaremos bien, has hecho mucho por este lugar ya. Cuando acabes con tus estudios, tu lugar en el taller seguirá vacante hasta que decidas hacer algo más por ti.

»Tienes talento, hijo, para lo que te propongas. Y eres una buena persona, muchas otras no lo ven, pero es porque no te conocen. Ahora, quiero que tomes este bendito cheque sin rechistar y salgas por esa puerta después de dejarme un buen "gracias".

Jadeo en una risa. ¿Podré estudiar? ¿Y conservaré mi trabajo, aun después de faltar por todo ese tiempo?

—La carrera toma más de un año, señor Cranberg.

—Bueno, puedes venir en intervalos, se puede configurar tu horario. Puedes estudiar entre semana y trabajar sólo los fines. Maneja tu horario a tu comodidad, también puedes mantener tu día de descanso. ¿Los jueves, no es así? —yo asiento—. Ahí está.

Alguien que me patee el jodido trasero porque estoy soñando. Esto no es la vida real. En algún momento van a salir mis hermanos y hasta John con cámaras, gritando que estoy en el viejo "Pranked" de MTV, porque esto es totalmente algo en lo que Zoe y Daniel se aliarían para hacer.

»Y además se acerca navidad, así que feliz navidad adelantada —su sonrisa es resplandeciente, el muy jodido, mientras que yo estoy aquí, hiperventilando. Me permito pasar mis manos por mi rostro, restregando con reciedumbre, como si eso me ayudará a despertar de mi ensueño.

—Estoy abrumado, no voy a mentirle. No sabía que usted sabe que yo quiero estudiar.

—Tu padre se encargó de comentarme algo. ¿Lo mismo que la bonita Zoe, no? Ambos apasionados de la Literatura. ¿Moderna o de los años de antaño?

—Un poco de ambas —risoteo, vuelvo a caer en el meollo de la situación. No puedo aceptarlo—. Sigue siendo demasiado, señor. Los demás también hacen bien su trabajo, y no es por ser grosero, pero no los veo con su bono semanal.

—Porque a ninguno les interesa la parte estudiantil. Ni siquiera a Bailey. Eres el único que se centra en su trabajo y lo hace de maravilla, aun haciendo lo que realmente no quiere hacer. Tú quieres esto —blandea el papel en su mano—, y aquí lo tienes. Todo tuyo.

Cocaína (SM #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora