21: Me recuerdas a la navidad.

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— ¿Prometes que me llamarás de vez en cuando?

—Sí.

—Si ocurre algo no olvides que esta siempre será tu casa.

—Ya lo sé.

—Y nunca vayas-

—Papá —poso mis manos frente a él, deteniéndolo antes de que Daniel lo haga, Bailey prefiere hacer silencio pero presiona sus labios para evitar sonreír ante la escena—. Soy un adulto. Por favor, basta.

—Sigues siendo mi hijo. Con veinticuatro, treinta y cuatro, cuarenta y cuatro, ochenta y cuatro, ¡sigues siendo mi hijo! No te vas a salvar de ésta.

—Y yo que creía que los dramas Zoe los sacó de las novelas de mamá —murmura Daniel alzando sus cejas, ésta vez se puede oír la risa de Bailey al fondo.

—Contigo no fue diferente, ni con tu hermana tampoco —John parece reprenderlo antes de volverse a mí—. Te vas de casa. Vas a dejarme solo.

— ¿Y Ginger es tu alucinación de crisis de los 60? Creí que esa crisis pegaba sólo los 40, John.

—No te burles, Raiden. Soy viejo, no estúpido.

—Sabes que no me gusta mi segundo nombre. Ahora, la única que se tragó la historia de "me dejarás solo" fue Zoe. ¡Y yo estaba aquí! Tienes suerte de que Ginger no estuvo para oírlo.

Le doy la última caja a Daniel para que la lleve a su auto. Entonces todas mis pertenencias se han ido de aquí. Y John está actuando como una madre sobreprotectora. No me molesta, no ciertamente. Me gusta creer que mamá se hubiese puesto igual, mi punto es que comienzo a creer que en algún momento se tirará al suelo y me rogará para que no me vaya.

— ¿Me llamarás?

—Lo prometo, papá —recibo su abrazo con nostalgia—. No me voy del país, ni de la ciudad. Me mudo con mi novio a su casa, puedes ir en bus o llamarme cuando nos quieras visitar en cualquier momento.

—Mis hijos se fueron de la casa, quién los diría —niega con su cabeza—. Ya comienzo a sonar como un anciano, todavía no lo soy.

—Claro que no. Sigues siendo el encanto de los 90 —le lanzo un guiño que responde con una risa—. Esperaré a que Cameron llegue del trabajo, pero me gustaría desempacar todo antes de que llegue, no son muchas cosas después de todo. Mañana cuando salga de la universidad pasaré buscando mis demás cosas, sólo llevo lo necesario.

— ¿Hablaste con Zoe?

—Sí —suspiro—. Mañana comienzo con mi trabajo en la empresa y ya tengo mi cheque del taller. Devon, el hermano de Dallon, me dará algunas indicaciones y podré comenzar. Si no me equivoco, tomaré el puesto de Zoe antes de poder moverme a otra área más avanzada, pero ella quería que te preguntara si podías cuidar de Darren mientras tanto. Será hasta que salgamos, no más de las 6 de la tarde.

—Amo cuidar a mis nietos, no tiene por qué preguntarlo. Le diré a Daniel que traiga a Nick y a Abigail que traiga a Lia. Será como tener a mis dos héroes y a mi princesa de nuevo.

—Como volver a ser padre, todo desde cero —le sonrío.

—Y no me sentiré tan solo hasta que Ginger avise que el camión de la mudanza estará llegando —regresa mi sonrisa—. Te amo, hijo.

—Y yo, papá —vuelvo a abrazarlo, esta vez más fuerte. Fue nostálgico cuando Daniel se mudó, también lo fue con Zoe, pero creo que una vez estás en ese puesto que jamás creíste que estarías, todo cambia de perspectiva. Ya no lo ves para mal, sino para total bien.

Cocaína (SM #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora