Seis llamadas perdidas, trece mensajes que no abro. Hoy es... ¿Miércoles? El número exacto de la semana pasada. Quiere decir que mañana y pasado serán ocho llamadas perdidas y once mensajes que tampoco abriré. El sábado vendrá, el domingo respiraré, hasta el lunes que comience con otra tanda. ¿Debería memorizar el número de mensajes y llamadas de los lunes también? Bufo apagando el teléfono. Me pregunto si Pamela le habrá enseñado ese truco.
—Keith.
—Daniel.
—No puedes ignorarlo toda tu vida.
—Pues mírame hacerlo —muestro mis manos caminando a la nevera con desinterés. Le da una mirada a papá. Posando mis aperitivos sobre el mesón los ignoro también. No tengo ganas de que jueguen con mi cabeza ahora mismo.
—Keith, hablamos sobre esto —dice mi padre. Estoy a nada de creer que en serio ha llamado a Daniel por el simple hecho de conspirar en mi contra, porque desde que Daniel llegó hace una hora ambos se han empeñado en hablar conmigo. No tengo nada interesante qué decir, soy monótono. ¿Qué demonios es tan importante?
Uh, claro, recordé: Cameron. Según ellos, no yo.
—Lo hablamos, ¿y eso qué?
— ¿En serio te rendiste? —cuestiona Daniel incrédulo ante mi falta de interés. Encojo un hombro tras tomar de mi vaso, dándole a entender mi respuesta. Él jadea.
—Hijo, Cameron ha estado vinieron desde la semana antes pasada en cuanto ha podido y tú sólo me haces cerrarle la puerta en la cara —John frunce su ceño—. Él te quiere, por amor a Cristo.
Debo alejar el vaso de mi boca para poder reír, de lo contrario ocasionaría un desastre en la cocina. Sigo riendo aun cuando sus miradas acribillan mi cuerpo de un extremo a otro. Ha puesto el nombre de Cameron y el verbo "querer" en una misma oración. Lo ha hecho.
—Cameron a duras penas si se quiere a sí mismo, papá —respondo sombrío, desviando mi mirada de ellos—. No sé qué pretenden que haga.
—El chico puede que sea un idiota, pero es igual de idiota que tú, así que son dos idiotas enamorados —me giro para ver a Daniel sonreír ante su analogía, le doy una mala mirada pero no se inmuta—. Él es un idiota porque te hirió primero, y tú eres un idiota porque ahora que se arrepintió, tú te "rendiste".
— ¿Me "rendí"? —pregunto irónico a su seña de comillas—. No me "rendí", Daniel, me rendí. Y no soy su estúpido perro faldero, no es cuando a él le dé la gana. Si se jodió, se jodió. Le toca sufrir. Ya yo pasé.
Y en un movimiento dramático salgo de la cocina subiendo las escaleras hasta mi habitación. Sé que tengo razón. En lo profundo la tengo; Cameron no puede jugar conmigo siempre que le venga en gana. Semana tras semana me convencí de que no lo necesitaba, de que no era indispensable en mi vida, ni siquiera en año nuevo estuvo presente en mi mente. Pero al parecer su propósito de año nuevo era el hacerme la vida imposible, porque comenzó a llamar y mandar mensajes como un desquiciado, e incluso si papá le cerraba la puerta en la cara, ¡él seguía viniendo!
La puerta suena tres veces y luego la voz de Daniel pidiéndome entrar resuena. Lo dejo pasar pero él se queda en la puerta.
—Bailey está afuera.
— ¿Bailey?
—Pensé que necesitabas un consejo de alguien diferente, y tu amiga la teñida desapareció, así que me dije: oye, Keith necesita algo de ayuda y eres su hermano, los hermanos suelen ayudarse por más imbécil que alguno sea, ¿por qué no llamar a Bailey?
Suspiro pestañeando lento. Hago un ademán con la mano.
—Primero le dices a papá y ahora haces que Bailey venga. ¿Cuándo llamarás a la abuela para decirle también?
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Cocaína (SM #2)
FanfictionCuando eres incapaz de hacer algo, existe eso que la gente llama "drogas". Éstas suelen hacer todo prácticamente por ti. Cosas que crees incapaz de realizar estando en tus cinco sentidos. La cocaína, en tal caso, forma parte de ese específico gr...