Trazo una línea con mi índice desde su cintura hasta su cuello, siguiendo ese vaivén hasta que sus ojos se abren con pereza. El musculo de su brazo se marca mientras abraza la almohada bajo él. Le sonrío, restregando su ojo con sus dedos me sonríe de vuelta, se gira para quedar boca arriba en la cama. Posiciona la almohada bajo su cabeza, desordenando su cabello ahora un poco más largo que la última vez. La imagen de su torso desnudo no ayuda para nada a mi erección mañanera, sólo puedo cruzar mis piernas en el jean desgastado que he vestido la noche anterior y esconder mis muecas tras mi taza de café.
Las finas sábanas blancas delatan a medias su estado. Puedo destacar su masculinidad en la misma situación que la mía, y acaba por hacerme perder la poca cordura que me sobrelleva. Poso mi taza en la mesa, tomando la caja de condones de la gaveta. Saco uno y lo dejo sobre la cama para despojarme de mis pantalones, no me he puesto ropa interior por lo cual se me hace fácil. Trataría de hacer esto lo más discreto posible, Cameron sigue durmiendo a pesar de que ha cambiado de posición. Es mucho más fácil el acercarse ahora.
Con lentitud despejo su cuerpo de las sábanas, dejándolas caer al suelo. Tomo el envase de lubricante de la mesa contraria a la cama. Esto sería una grata sorpresa para el señor Buckley, y estoy dispuesto a hacerla de las mejores que ha recibido. Con precisión me arrodillo sobre la cama, admirando por encima su cuerpo netamente desnudo. Amaría cada rincón suyo hasta que no pueda más.
Decido poner el condón primero antes de comenzar a estimular cualquier otra parte. No me es muy difícil, se mueve un par de veces pero por excelencia sé sobre su sueño pesado, no se despertaría hasta que todo empezara a tomar curso. Una vez el condón está en su lugar, es mi momento de actuar.
Paso mis piernas por su cintura, quedando de rodillas sobre él. Me inclino con cuidado, estirando mis comisuras para besar su cuello. Beso y lamo haciendo un camino hasta su pecho, decido entretenerme con sus pezones que se endurecen casi enseguida, y puedo empezar a oír gemidos leves provenir de su garganta. Beso ambos pezones cuando lo creo suficiente y dejo otro beso en su mentón antes de moverme hasta su hombría cubierta por el condón.
Vacío lubricante en mis manos, pasando primero por su extensión con suma lentitud y luego por mi entrada. Con cuidado me preparo para recibirlo y lo introduzco en mí, logrando obtener su primer gemido con labios y ojos abiertos. De inmediato sus manos se posan en mis muslos trazando hacia mi cintura y de regreso, presionándome contra él. Dejo mis palmas acariciar su pecho.
—Déjame hacer la faena a mí, niño —susurro—. Tú sólo cierra los ojos.
Él ahoga un gemido mordiendo su labio, cierra sus ojos pero aun así no quita sus manos de mis muslos, aprieta con sutileza haciéndome jadear a su tacto. Comienzo a mover mis caderas de arriba hacia abajo, creando una fricción placentera para ambos. Su boca se abre y llevo mi mano a cubrirla. Son las ocho de la mañana, los vecinos deben estar con los oídos bien puestos en cualquier lugar y lo que menos quiero son quejas. Cameron suele gemir alto, no sería la primera vez que las presentan.
Aumento la velocidad de mis movimientos, dejando que me ayude ésta vez. Comienza a embestir contra mí mientras acaricia mi cintura y glúteos. En un momento se estira tanto que logra tomar mis nalgas, apretándolas con parsimonia. En un rápido movimiento se sienta, creando una posición más cómoda para ambos. Ignoro el aliento mañanero, colisiono su lengua con la mía acallando todo gemido proveniente.
—Me fascinas —gime. Estoy apunto de responder cuando golpea mi punto sensible y suelto un gemido que no me da tiempo de silenciar. En un abrir y cerrar de ojos nos gira sobre la cama: yo boca arriba, mis piernas alrededor de su cintura, sus manos aprisionando las mías sobre mi cabeza desde mis muñecas y comienza a besar mi cuello, tomando el control de todo. Pierdo los estribos.
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Cocaína (SM #2)
FanfictionCuando eres incapaz de hacer algo, existe eso que la gente llama "drogas". Éstas suelen hacer todo prácticamente por ti. Cosas que crees incapaz de realizar estando en tus cinco sentidos. La cocaína, en tal caso, forma parte de ese específico gr...