La llamada de Zoe fue precisa: organizó una cena con una misteriosa razón por delante y quería que tanto papá como yo asistiéramos. Claro que me negué al instante, pero John ya había dado su veredicto; un mohín sin siquiera sacar la mirada de su teléfono mientras bebía de su café. Yo no podía decirle que no a mi hermana que, me recordé un par de veces, amo con locura. Y por supuesto que fue por eso y no porque una mujer volvió a joderme. Como si fuese una novedad.
No dio más detalles además de que sería semi formal y que todos nuestros amigos estarían, porque tenían algo importante que anunciar. La llamada finalizó y proseguí a levantarme de la mesa en la que estábamos solo papá y yo. Pensaba en entablar una conversación pero él acabó metido en su celular y yo acabé donde siempre. Ya no hace falta repetirlo, siempre acabo ahí. Con él.
— ¿Hijo?
— ¿Uh?
— ¿Estás bien?
Frunzo mi entrecejo riendo. Sacudo la cabeza apoyando mi hombro de la pared al inicio de las escaleras.
— ¿Sí? ¿Por qué no lo estaría?
—No, no. No es por eso —deja su celular en la mesa junto a su taza de café para ponerse de pie y caminar hacia mí. Es agradable verlo siempre bien vestido, con sus pantalones caqui y camisas de vestir arremangadas hasta los codos—. Es sólo que te he visto algo diferente.
— ¿Qué hay de diferente, pá? —bufo otra risa—. Uhm... ¿Me ha crecido el cabello? ¿Estoy más alto, más robusto? ¿Qué es?
—No hablo de forma física —mueve sus manos—. Es como si estuvieses más feliz, ¿entiendes? Y no digo que sea algo malo, es que te conozco. ¿Hay algo de lo que quieras hablarme, hijo?
Lo miro con atención, paralizándome. Feliz. Feliz. Feliz. No importa cuántas veces lo repita, siempre será una palabra pequeña para un sentimiento tan grande.
Feliz. Felicidad. Feliz.
—Es porque... —río encogiendo mis hombros, le resto importancia. Camino hasta tomarlo de los hombros y deposito un beso en su frente, entonces vuelvo a reír—. No es nada, papá. En serio. Es que el trabajo está yendo de maravilla. Los bonos del señor Cranberg me están ayudando y ya casi tengo el primer año de la carrera. Dentro de poco me apuntaré a varias universidades y espero poder ser aceptado en alguna. Es todo.
Me observa hasta que ríe y nos envuelve en un fuerte abrazo fraternal.
—Pues estoy orgulloso de ti. De verdad.
—Claro. Me iré a duchar antes de que largues el llanto.
Lo suelto y él ríe de nuevo regresando sus pasos a la mesa. A mitad de las escaleras lo oigo gritar mi nombre, me regreso.
— ¿Para cuándo el amor, hijo?
—Hoy no estás en tu mejor escenario de padre, ¿cierto? —contesto en seguida, casi puedo ver su asombro—. A veces la presión no es buena, querido John. No te conviertas en la abuela. Por cierto, deberías llamarla.
Guiño un ojo y corro escaleras arriba, dejando la confusión plasmar su rostro. Me he salvado de una grande. Una grande que me ha jodido en menos de diez segundos. Agua fría, tres horas restantes para la dichosa cena, Alice no me ha necesitado en los últimos días y el avellana no está para resolver mi creciente problema allá abajo. Problema que no me apetece resolver por mí mismo pero que al parecer tendré.
Hay mucho por hacer.
*
La cena transcurre con tranquilidad. Mi familia parece contenta, Abigail luce feliz a un lado de Brendon, su nuevo novio, amigo de Dallon, y resulta que el propósito de ésta cena es una gran buena nueva: Nathan le ha propuesto matrimonio a Brad, y éste ha aceptado. Mi hermana tenía sus razones bien guardadas. Me hizo recordar que debo hablar con él, pero no ahora. Sé que necesito escuchar el consejo de un profesional en la "industria gay". Lo del matrimonio es sólo una ventaja porque ¿quién mejor que el mejor amigo de mi hermana para tal cosa?
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Cocaína (SM #2)
FanfictionCuando eres incapaz de hacer algo, existe eso que la gente llama "drogas". Éstas suelen hacer todo prácticamente por ti. Cosas que crees incapaz de realizar estando en tus cinco sentidos. La cocaína, en tal caso, forma parte de ese específico gr...