—Bien, creo que debemos ir a la sala de detención —dice Rosalya levantándose del suelo del sótano.
Después de que la profesora nos sacara de su clase fuimos caminando al sótano y nos quedamos hablando de estupideces ahí todo el día sin volver a entrar a ninguna de las clases siguientes.
Lysandro, Castiel y yo nos levantamos.
—¿Dónde es? —pregunto.
—Al lado de la biblioteca —responde Castiel.
—¿Y cómo sabes dónde es? —le vuelvo a preguntar.
—Hubo un tiempo en el que fui muy problemático —dice encogiéndose de hombros.
—Bueno, tenemos que irnos. Si llegamos tarde podemos tener más problemas —dice Lysandro.
Empezamos a caminar por el pasillo. Todavía hay unos cuantos alumnos. Cuando llegamos a la puerta de la sala, vemos a la maestra que está recargada en la pared esperándonos.
—Bien chicos, entren. Pero antes... —dice estirando la mano—, sus teléfonos.
Es obvio que quiere que los entreguemos.
—¿Qué?¿por qué? —reclama Rosa.
—Se supone que es un castigo. No pueden tener más ningún distractor. Ahora, por favor señorita Roden, entregue su teléfono.
Rosalya saca su teléfono y se lo entrega a la profesora de mala gana para luego entrar al salón.
Lysandro hace lo mismo. Luego Castiel. Ya sólo quedo yo.
—Señorita Ramírez, por favor entregue su teléfono.
Lo saco de la bolsa de mi pantalón y se lo doy. Entro al aula. Los demás ya están sentados en las bancas, me coloco al lado de Castiel.
—Muy bien chicos, estarán aquí por las próximas dos horas pensando en su error. No pueden hablar, ni reír, ni hacer nada. Tendrán su celulares hasta que se acabe el castigo. No tienen permiso de salir a ningún lado.
—¿Y si quiero ir al baño? —pregunta Rosa. Algunas veces debe aprender a callar.
—No pueden salir a ningún lado —repite.
—¿Pero y si de verdad lo necesito? —vuelve a preguntar.
—Rosalya... —intenta detenerla Lysandro.
—Es que no es justo, ¿por qué no me dejaría salir si lo necesito?
Rosalya parece dispuesta a seguir debatiendo, pero Lysandro se lo impide, colocando una de sus manos en su boca para que se callara.
Castiel intenta reprimir la risa, pero no lo logra y estalla en carcajadas.
—Dije que no podían reír —dice la profesora para callar a Castiel.
—¡Ay, por favor! —exclamo.
—Tampoco pueden hablar.
Las dos horas de castigo fueron no sólo lentas, sino también aburridas. No hablamos, ni reímos. No hicimos nada. Hubo un momento en el que Lysandro se durmió y la maestra lo despertó, ¡gritándole!
Eso no está bien. En fin. Cuando las dos horas se cumplieron la profesora nos dejó salir.
—Bueno chicos pueden irse; los espero aquí mañana. Pueden tomar sus teléfonos —dice poniendo en la mesa una caja con los cuatro celulares adentro.
Rosalya es la primera en tomarlo. Luego Lysandro. Al final Castiel y yo; cuando lo tomo lo guardo en mi bolsa del pantalón.
Cuando vamos caminando por el pasillo Rosalya habla.
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Una promesa por cumplir [Fanfic CDM Castiel]
FanficLas lágrimas se corrían por mi rostro, y con un nudo en la garganta le dije: -Te voy a extrañar. -Y yo a ti. Pero nos volveremos a ver. -¿Lo prometes? -Lo promento. Después de esas últimas palabras, subió a su auto, y se fue para no volverlo a ver. ...