Capítulo 11 - Aún más problemas.

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-Ya veo... con que eso sucedio. -Asimilo Jumin tras la larga, muy larga explicación que había recibido por Zen, Jaehee y Seven. Habrían tardado menos de no ser porque Jumin y Zen no paraban de discutir y salirse una y muchas veces del tema central.

-Ustedes dos -Señalo a Seven y a Zen con un aura de seguridad total. -, definitivamente son unos depravados.

Zen casi sentía que una vena y iba explotar en su cien.

¡¿Había estado pensando casi una hora -o quizás menos, su furia tendía a exagerar las cosas- en una imitación barata del Pensador solo para llegar a esa conclusión?! Apostaba que Seven se habría sentido igual de indignada si no fuera porque se había quedado dormido a la mitad de la historia.

Zen trato de mantener la compostura.

-Jumin. -Lo llamo con toda la serenidad que podía actuar gracias a sus muy pulidas habilidades. Jaehee sentía que el aire le faltaba por su bella expresión. De no ser porque no contaba con su celular, se habría asegurado de tomarle una foto... pidiendo su permiso, evidentemente.

-¿Qué sucede, Zen? -Una sonrisa burlona se dibujo en los labios del hijo del CEO. -O debería decir, su alteza RanpunZEN reina de los narcisistas y experto en acosar a las mujeres.

Al caño su compostura, Jumin había colmado du paciencia.

-¡Suficiente tú estúpido idiota! -Señaló a Jumin descaradamente. -¡Te la pasas hecho el ermitaño todo el día, sobre-explotas a tu asistente, a duras penas y hablas con mujeres que no sean ella y vienes a decirme a la cara mis defectos! ¡¿Sabes lo que eres?! ¡Eres un tonto! ¡¿Oiíste?! ¡Tontooooooooo! ¡Blah! -Concluyó enseñándole la lengua.

Jaehee permanecía inmóvil ocultando su boca con una de sus manos. Aquella declaración había sido impactante hasta para ella. Jumin mantenía ocultos sus ojos bajo su cabello, mientras apretaba fuertemente los puños.

-Zen. -Llamo finalmente Jumin tras un largo y muy incomodo silencio.

-¿Qué? -Contestó aún con hostilidad.

-No quería decirte esto pero... -Levantó la mirada con una gran sonrisa burlona. -¡Tienes un grano entre las cejas! -Y sin esperar a una reacción, se echo a reír a carcajadas.

Jaehee y Zen se mantenían estupefactos. La fuerte risa de Jumin interrumpió los ronquidos de Seven. A los segundos, Zen analizó sus palabras. Dejo salir un gran ¡¿QUÉ?! , registró en sus bolsillos hasta dar con un espejo de mano. Jumin continuaba riendo, doblando su cuerpo con con una mano en el estómago mientras Jaehee se limitaba a mantener una mano en la sien.

-¿Q-qué...? ¿Qué sucede? -Bostezo un muy somnoliento pelirrojo.

-Así que finalmente despiertas, depravado número dos -Dijo Jumin recuperando la compostura y arreglando el cuello y corbata de su traje. Se giro hacia al albino aguantándose la risa de ver como inspeccionada minuciosamente su rostro en el espejo. -, por favor RapunZen, sólo bromeaba. Tu rostro de trasero de bebé esta intacto.

-Oye... -Murmuro Seven. -no he dormido bien las últimas semanas, es normal que este así. Además... ¡¿A quién llamas depravado?!

Zen suspiro resignado.

-¿No crees que ya es algo tarde para reaccionar?

-Calla, RapunZen.

-¡¿Tú también Seven?!

Las carcajadas se Jumin no tardaron en volver. Un golpe metálico los hizo callar a los tres en menos de un segundo. Voltearon levemente para encontrarse  a una muy molesta Jaehee. Por su postura, se podía fácilmente notar que ella había sido la responsable de la gran abolladura sobre un convertible rojo. Una lágrima se escapó del ojo de Luciel mientras murmuraba algo como Mi hermoso bebé...

Ella acomodo su cabello y aclaró su garganta con una sonrisa calmada, que no dejaba de ser intimidante.

-Caballeros -Su frío tono los hizo sobresaltar. -, ¿en que estábamos?

Zen trago en seco. Siendo testigo de la ferocidad que podía llegar a emanar Jeahee sin necesidad de tener una expresión enojada. Pese a que su apariencia no era la más adecuada -seguía en pijama y con el cabello alborotado-, tenía el aura de un león preparándose para clavar los colmillos en su presa. Se dió cuenta que no era él único al que le daba la sensación de sentirse como un desprotegido corderito.

La puerta que daba a las escaleras fue abierta de golpe.

-¡Tenemos problemas! -La voz jadeante de Yoosung irrumpió el silencio, cortando con la llameante mirada de Jaehee. Era una de esas pocas veces en la que se sentía aliviado de tenerlo cerca. Uno de los muchos celulares que Seven llevaba encima comenzó a vibrar como loco. Eso no significaba algo bueno.

-Es en el departamento... -Murmuro al reconocer la alarma de advertencia proveniente de sus bolsillos. Yoosung contuvo el aliento antes de gritar:

-¡MC fue secuestrada!

¿Obsesión? Nah, es amor | Finalizado [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora