Capítulo 21 - Es mi turno de ayudar.

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-¡Saeyoung! -El de mechas rosadas se despojó de su chaqueta para intentar parar le hemorragia. -Todos esto es mi culpa... si no fuera por mi Saeyoung... - Sus manos estaban impregnadas de la sustancia carmesí. No podía dejar de temblar. Todos sus pensamientos lo acorralaban, sentía como la culpa lo devoraba. Una y otra vez, el daño que había ocasionado lo señalaba. Mató e hirió... Él... ¿Qué había hecho...? Se había comportado como un monstruo... era un monstruo.

-¡Hey, ya habrá momento para culparte! -Jumin lo sacudió de los hombros, obligándolo a salir de su trance. -¡¿Quieres salvar a este idiota o no?!

Con una lágrima deslizando por su mejilla, asintió varias veces, sorprendido y un poco más concentrado en su actual problema.

-Ayúdame a cargarlo. -Ordenó Jumin, señalando las piernas de Saeyoung para que Saeran se ocupará de ellas. Acomodo entre sus brazos su cabeza, para evitar que por un mal movimiento perdiera más sangre.

-¡S-si! -Se incorporó con torpeza e hizo lo que le pidió.

¿Realmente este era el psicópata que había amenaza con matarlos a todos por venganza a Luciel? ¿Enserio este era el sujeto que había llenado a Zen de balas? ¿Este niño había sido capaz de burlar la seguridad del departamento de Rika y secuestrar a MC? Si que había sufrido una gran metamorfosis. Jumin casi hasta sentía pena de haberlo arrollado, y más aún cuando lo veía quejarse por el dolor cuando levantaba a Luciel.

-¿Puedes caminar? -Cuestionó con seriedad, al verlo tambalearse tras llegar al inicio de las escaleras.

Él asintió lentamente.

Jumin suspiró. Este día había sido terriblemente extraño y agotador. Luciel era un acosador, Zen era un pervertido,  Elizabeth había sido sido llevada fuera de su alcance, él condució un auto por primera vez en años,  Jeahee finalmente se le declaró a Zen y Yoosung... bueno, él seguía siendo el mismo de siempre. Ahora debía arreglárselas para poder salir con el cojo y el moribundo en la menor cantidad de tiempo posible.

-Es mi turno de ayudar... -Escucho a Saeran murmurar con firmeza. Notó un brillo de determinación encender sus cansados ojos. -Y arreglar el caos que creé... -Mencionó lo último entre avergonzado y arrepentido.

Jumin le dedicó una media sonrisa. Esa era la actitud que necesitaba.

-Muy bien, entonces hagámoslo.

• • •

La cansada y nerviosa voz de V fue como un detonante a un millar de sentimientos que se sumaron a la horrible situación que tres de los más antiguos miembros de la RFA y tú experimentaban. Yoosung no tardo en enfrentarlo con notoria furia e indignación.

-¡¿Es enserio?! ¡¿Eso es todo lo que vas a preguntar?! -Grazno con furor, desprendiendo un muy profundo rencor desde lo que alguna vez fueron unos adorables orbes violetas. -¡¿Ni siquiera le das importancia a las heridas de Zen o como está MC justo ahora?!

El de gafas oscuras bajo la mirada, con una expresión turbia que no hacía más que sumarle años a su rostro. Tanto Jeahee como Zen y tú intercambiaron miradas nerviosas. Tú fuiste incapaz de hacer mucho, encontraste de un momento a otro com todos los miembros de la RFA en carne y hueso era sumamente impactante... y más si era bajo estas circunstancias.

-Yoosung, no creo que sea el mejor momento... -La castaña trato de intervenir, pero en su voz se podía identificar cierta duda. Yoosung no le presto mucha atención, cegado por una arrolladora ira acumulada.

-Jumin me lo ha dicho todo, ya me he encargado de comunicarme con un equipo médico privado para evitar ciertos inconvenientes. -Su intento de voz neutral y calmada no iba en armonía con la ansiedad pintada en su cara. -Pero de verdad necesito saber donde están Saeran y Luciel.

Yoosung golpe con fuerza uno de los costados del auto de Jumin, temblando por sus incontrolables deseos de golpear al hombre frente a él.

-¿"Ciertos inconvenientes"? ¡¿De qué demonios hablas?! ¡¿Qué inconvenientes pueden ser más graves que esto?! y... ¡¿cómo es que sabes de Saeran si Jumin tan sólo te llamo?!

-¡Yoosung por favor! -Su voz rota tomo por sorpresa a todos, V se veía completamente asustado y vulnerable, mirando hacía todas las direcciones con las manos cubriendo su cabeza. Era como tratara de huir de algo... o alguien. -¡Ella estará aquí pronto si no nos damos prisa!

Tragaste en seco, aturdida por las palabras de V. La cólera de Yoosung flaqueo, Jeahee abrió los ojos lentamente y Zen simplemente trato de no desmayarse por el dolor en su costado. Abriste los labios involuntariamente, repitiendo las palabras de V con cuidado.

-¿E-ella...?

-¡Chicos, ya estamos aquí! -Jumin anunció su llegada con un alarido cargado de desespero y rudeza. Todos los presentes contuvieron el aliento cuando notaron que cargaba parte del cuerpo inmóvil de Saeyoung, pero la estupefacción se doblo cuando las miradas de todos cayeron sobre Saeran, quien con jadeos y gruñidos se esforzaba por mantener a su hermano en el aire. Fuiste la primera en estallar en otro intenso llanto.

-¡Seven! -Gimoteaste corriendo donde yacía el pelirrojo, casi cayéndote por la torpeza con la que tu cuerpo trabajaba por toda la conmoción. Tanto Jumin como Saeran se apartaron, permitiendo que llevaras el rostro del pelirrojo a tu pecho para abrazarlo, mientras humedecías la sucia piel de su cara con tus lágrimas. Yoosung se acerco a ti junto a Jeahee para que te recostaras con él en el auto. Mientras, Saeran miraba con culpa y profunda melancolía las consecuencias de su actuar. Justo en ese momento él... quería desaparecer. 

-Debes una explicación a mi y a todos los miembros de todo esto, V. -La voz sombría de Jumin hizo tensar al mencionado.  V asintió muy lento, aliviado de que al menos no había llegado tarde... aún.

Luego de eso el equipo médico privado no tardo en llegar. Con un par de ambulancias y una docena de personas especializadas en el área medica. Zen, Saeran, Seven y tú fueron puestos sobre una camilla para ser conducidos a una especie de pequeña clínica privada de la cual la familia de V eran propietarios. No lo sabías, porque tanto tú como Zen y Saeran perdieron el conocimiento luego de recostarse, pero el ambiente entre los cuatro aún despiertos en otra camilla era tenso. Ninguno era capaz de decir algo, incluso Yoosong que había estado tan furioso antes no estaba con ánimos de exigir respuestas

La trayectoria hasta el pequeño centro de salud fue larga, áspera y silenciosa.   

¿Obsesión? Nah, es amor | Finalizado [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora