⟮ las crónicas de alaska ryddle: libro 2 ⟯ siguientes libros disponibles en mi perfil.
Conocerse a sí misma y aprender acerca de su pasado trajo consecuencias que nunca hubiera imaginado, y Alaska pronto comenzó a interrogarse si hubiera sido mejor...
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( ☆. 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝐹𝐼𝑉𝐸 ) 𝚒𝚗𝚒𝚌𝚒𝚘 𝚍𝚎 𝚞𝚗 𝚗𝚞𝚎𝚟𝚘 𝚌𝚞𝚛𝚜𝚘
Ya había anochecido, el tren comenzó a detenerse lentamente en la estación de Hogsmeade y con un aviso dentro de todos los compartimientos los estudiantes se levantaron de sus asientos para salir hacia la fría noche. Allí afuera, Hagrid, el guardabosques de la escuela, se empeñaba a juntar a los de primer año para llevarlos a las orillas del lago y subirlos a aquellos botes que los transportarían al castillo.
—Alaska, vamos, es por aquí.
La rubia dejó de mirar a los nuevos estudiantes y apresuró el paso para alcanzar a Daphne y Ann, quienes se dirigían a la dirección contraria junto al resto de estudiantes. Unos metros más abajo de la estación se encontraron con decenas de hermosos carruajes esperando por ellos.
—Esto es, sin duda, mucho mejor que el transporte del año anterior. —Comentó Daphne con una gran sonrisa adelantándose a unos chicos de tercer año y subiendo al carruaje más cercano.
Theodore Nott, el chico callado de su año, y dos chicas de Ravenclaw también se subieron junio a ellas y cuando la puerta se cerró tras la chica pelinegra, el carruaje comenzó comenzó a avanzar con una velocidad uniforme. Alaska no se hizo muchas preguntas respecto a cómo se movía el carruaje, creyó que simplemente estaban hechizados para avanzar por su cuenta como los botes que el curso anterior los llevaron por la superficie del Lago Negro.
Las chicas charlaban sobre triviales temas sin descanso hasta que cruzaron las verjas de la escuela, y por fin el carruaje quedó en silencio. Por las ventanas ya se podía apreciar la hermosa vista del castillo de Hogwarts. Unos cuantos minutos después se encontraban volviendo a tierra firme y adentrándose en el castillo que se alzaba imponente sobre ellos.
El vestíbulo principal estaba iluminado con cientos de antorchas y acogía una magnifica escalera de mármol que conducía a los pisos superiores. A su derecha estaban abiertas las puertas que daban al Gran Comedor de par en par y sobre las cuatro mesas que comenzaban a abarrotarse de estudiantes, se mantenían en el aire innumerables velas, haciendo brillar los platos y las copas de plata. Encima de las cabezas, el techo encantado que siempre reflejaba el cielo exterior estaba cuajado de estrellas.
Las chicas de segundo fueron a sentarse a sus respectivas mesas, y mientras todos se acomodaban en sus lugares Terence saludo con un gesto de mano a la rubia desde el otro lado de la mesa, Alaska le devolvió el gesto con una sonrisa. Varios minutos después, cuando el Gran Comedor estaba un poco mas calmado, la profesora McGonagal, con sus gafas y cabello recogido en un apretado moño, entró al lugar siendo seguida por una larga hilera de estudiantes de primer curso que tenían gestos de susto. No fue difícil ubicar a Astoria, se encontraba justo delante de una chica con intenso cabello pelirrojo y era una de las pocas estudiantes que no parecía tener miedo. El Sombrero Seleccionador de Hogwarts fue puesto sobre un taburete, delante de los recién llegados.
