⟮ las crónicas de alaska ryddle: libro 2 ⟯ siguientes libros disponibles en mi perfil.
Conocerse a sí misma y aprender acerca de su pasado trajo consecuencias que nunca hubiera imaginado, y Alaska pronto comenzó a interrogarse si hubiera sido mejor...
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( ☆. 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝐹𝐼𝐹𝑇𝐸𝐸𝑁 ) 𝚝𝚘𝚍𝚘𝚜 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛𝚎𝚗 𝚜𝚊𝚋𝚎𝚛.
Alaska no podía estar más contenta de pasar las vacaciones en Hogwarts, con el castillo vacío ya no tendría que soportar a los estudiantes alejándose cuando circulaba por los pasillos, como si fuera a atacarlos en pleno día, tampoco que los demás murmuraran, señalaran y hablaran en voz baja sobre ella.
Por fin concluyó el trimestre, y sobre el colegio cayó un silencio tan vasto como la nieve en los campos. Más que lúgubre, a la chica le pareció tranquilizador, y aunque Draco no era la mejor compañía pues no quería jugar con ella al snap explosivo, podían jugar Ajedrez Mágico, comentar sobre los libros que estaban leyendo y comparar sus apuntes de las clases. Podía parecer aburrido, pero la chica no quería estar a última hora estudiando para los exámenes.El día de víspera de Navidad Alaska se despertó temprano, la noche anterior había terminado de pasar sus apuntes de Pociones en limpio y quería que el profesor Snape se los revisara, para saber que tenía todo en orden.
Una helada brisa recorría los pasillos de las mazmorras mientras la rubia se dirigía hacia el despacho del profesor, cuando llegó allí encontró la puerta abierta y notó que el profesor estaba haciendo un inventario de todos sus ingredientes. La chica golpeó la puerta de todos modos, anunciando de esa manera su presencia.
—Buenos días profesor, necesito de su ayuda —Dijo Alaska, adentrándose en la oficina—. Aquí tengo mis apuntes de la clase y quería que los revisara, me gustaría tener todo correcto para los exámenes.
Snape claramente estaba ocupado, pero no se quejó en lo absoluto, dejó en pausa su trabajo y fue a sentarse en su escritorio, agarrando el cuaderno de la chica. En completo silencio comenzó a revisar las notas.
—La última vez que nos vimos a solas no lo pregunté, y creo que fue un error no hacerlo —Comenzó a decir Snape, refiriendose al día que Dumbledore pidió verla junto a Harry—. ¿Te encuentras bien? Con todos los rumores que están rondando, supongo que te puede estar afectando.
Alaska, sorprendida ante la pregunta, levantó las cejas y alzó la vista hacia el mayor. No esperaba que el profesor se preocupara por ella, pero pensó que debía ser parte de su deber como jefe de la casa de Slytherin.
—Todo está en orden —Dijo mientras fingía una sonrisa que Snape no vio—. No me afecta lo que digan de mi.
El profesor levantó la mirada, dejando de prestar atención a los apuntes.
—No es necesario mentir, no lo hagas conmigo. —Le pidió.
La rubia dejó salir todo el aire que había estado conteniendo de manera inconsciente y decidió que, tal vez, decirle la verdad a él no sería tan malo. Después de todo era el adulto en que más confiaba.
—Es molesto —Dijo—. Que todos crean conocerme por completo a causa de un malentendido, que crean cada maldito rumor sin darse el tiempo de conocerme. ¡Y ahora con lo de la Heredera! Hay noches en las que me pongo a pensar, tal vez todo lo que dicen de mi es verdad y yo soy el fraude, hasta una de mis amigas sucumbió en los rumores ¿entonces debe haber algo de verdad, no? —Alaska se sintio vulnerable luego de expresar sus mayores pensamientos—. Todo este tema me hace sentir tan insegura, antes de venir a Hogwarts mi vida era relativamente buena, sabía quién era y de lo que era capaz de hacer, era extraordinaria y lo sabía. Pero ahora, no lo sé...
