20. Unos que llegan y otros que se van.

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20. Unos que llegan y otros que se van.

No tenía derecho alguno para comportarme de la manera en la que lo estaba haciendo, sin embargo, era algo que se me escapaba de las manos e iba más allá de mí. Norman era sólo mi amigo y yo me iba a casar, ¿qué podía reclamarle?

Avancé unos cuantos pasos desde la salida de la galería, con Stacy a mi lado y Zac tras nosotras, llamándome.

-¡Hey, hey!

El chico del bar lucía demasiado preocupado por nuestra partida y cuando me sujetó del brazo comencé a creer que Norman le había pedido que nos retuviera.

-Vamos, al menos habla con él antes de que te vayas así.

Saqué mi teléfono celular para así poder pedirle a John que volviera por nosotras, dos horas antes de lo esperado. Escribí un pequeño mensaje para hacerle saber al chofer dónde nos encontrábamos y cuando despegué la vista de mi aparato tecnológico, pude divisar a Norman caminando hacia nosotros, probablemente, buscándome a mí.

Se acercó despacio y parecía querer saludarme con un abrazo, pero me alejé unos pasos de él, con cara de pocos amigos. Entrecerré los ojos, mostrándole, sin vergüenza, lo molesta que estaba y él tomó una gran cantidad de aire antes de darme una explicación.

-Sabes que Diane y yo debemos promocionar la película... y, además, somos amigos.

Fruncí el ceño, enojada y suspiró, frustrado ante lo terca que era. Mientras tanto, Zac y Stacy nos miraban como si estuvieran viendo una dramática telenovela del cable. Norman aclaró la garganta un par de veces, para indicarles que necesitábamos privacidad y, cuando captaron la indirecta, se alejaron un tanto de nosotros.

Me crucé de brazos, tiritando un poco ante el invernal viento que golpeaba mi rostro. No sabía qué decir, porque cualquier reclamo que hiciera no tenía justificación; así que, por eso, me quedé en silencio esperando a que él fuera el primero en hablar.

-Vamos, ________, si hubiera sabido que vendrías no la hubiese invitado. Estoy feliz de que estés acá–Sonrió, intentando domar el enojo que yacía dentro de mí, pero sus palabras no lograban causar ni una gracia en mí-Háblame, por favor.

-Tú dormiste con ella cuando estábamos juntos–Susurré, cerrando los ojos y pensando bien en cada oración antes de decirla-Sé... sé que no estamos juntos ahora, pero me duele verla, eso es todo.

-Tú y yo habíamos terminado cuando dormí con ella.

Idiota, pensé.

-¡Llevábamos menos de un día separados y tú me habías pedido una segunda oportunidad cuando dormiste con ella!–Chillé. Zac y Stacy no pudieron evitar mirarnos cuando alcé la voz.

Miré hacia la esquina, rezando porque John apareciera pronto y así poder largarme. No quería discutir más, porque sabía que nada bueno saldría de eso, pero, Norman, al parecer, no tenía intenciones de detenerse.

-Mierda, ________, no somos nada y te estoy dando explicaciones. Si me acostara con ella o con cualquier otra mujer, sería problema mío–Espetó, un poco frío para estar hablándome a mí. Unos segundos más tarde, se arrepintió, respirando fuerte-Lo siento, no quería sonar como un idiota, pero....

-Tienes razón–Sonreí amargamente-No somos nada. Siento haber ocasionado este escándalo.

De repente, el auto negro en el que había llegado se detuvo frente a nosotros y un alivio recorrió todo mi cuerpo. Le hice una seña a Stacy, para indicarle que ya nos íbamos y se acercó. Subió al coche mientras yo permanecía quieta, sin muchas ganas de moverme, frente a Norman. Zac se despidió de mí y de mi acompañante, y, después, le dijo a Norman que lo esperaría en la galería, a lo cual él solo respondió con un pequeño movimiento de cabeza. Nuevamente, estábamos solos.

-¿No te quedarás?–Preguntó un poco desilusionado y negué-Está bien, ¿cuándo nos veremos entonces?

-Creo que debemos dejar de vernos–Hablé de golpe, tan decidida que hasta yo me sorprendí.

-¿Qué?

-No estoy lista para esto, Norman–Susurré y alzó las cejas, sorprendido-, para ser tu amiga. Quizás nunca lo esté–Dije, despacio, casi para mí misma y evité su mirada-Necesito dejar de sentir esto que me consume por dentro antes de poder estar cerca de ti.

Se dedicó a mirarme, como si tratara de buscar algún indicio de falsedad en mis palabras, mas no lo encontró por ninguna parte. Pude percibir la expresión de tristeza que se formó en su rostro y, también, cómo cambio a una dura cuando fijó sus ojos en los míos.

-Quizás es lo mejor–Respondió y siseé.

-Adiós, Norman–Musité.

Entré al vehículo casi derrumbándome y tanto Stacy, como el conductor, lo notaron. La rubia me miró con evidente preocupación y al ver las pequeñas lágrimas que comenzaban a rodar por mis mejillas, me hizo reposar la cabeza en su hombro.

-¿Quieres hablar sobre esto? Digo, no tenemos por qué volver a casa aún–Susurró y, después de pensarlo por un rato, asentí-Entonces... podríamos ir a comer algo... ¿Te gustan las hamburguesas?

Asentí de nuevo, sonriendo esta vez. Quizás, en un comienzo, había juzgado mal a Stacy.

-Genial, te llevaré a comer las mejores hamburguesas de todo el maldito país–Dijo y me reí.

Quizás, en ese instante, acababa de ganar de una amiga.

The Exception - Norman ReedusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora