4. El poder del tequila. - Parte 1

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4. El poder del tequila – Parte 1

Mis dos semanas de trabajo resultaron bien, más que bien en realidad. No sólo había logrado distraerme un poco más, sino que también estaba volviendo a recuperar mi antigua vida. Obviamente, extrañaba a mamá aún, mucho, pero comenzaba a poder vivir con ello.

Reí nerviosa luego del segundo shot de tequila, sintiendo mis mejillas arder. Hace mucho que no bebía, así que, si no me detenía luego, alguien –yo– se debería devolver en taxi a casa.

Mis amigas y yo nos habíamos juntado en un pequeño bar, con la idea de celebrar mi vuelta a Georgia. No podía mentir, había inventado esta reunión sólo para usarla como excusa y no asistir a la fiesta que todo el equipo de The Walking Dead tenía hoy y así no sentirme tan mal. Pero, de todos modos, Steven se estaba encargando de recordarme lo mala amiga que era.

Su primer mensaje de texto me llegó cuando yo ya iba por mi cuarto tequila. Miré el celular y solté una carcajada más fuerte de lo normal.

"No puedo creer que no hayas venido a despedirte de tu amigo que no verás en seis meses"

Mis amigas me miraron curiosa, mientras yo sólo me dedicaba a teclear una frase decente, con toda la concentración del mundo.

"Oh, vamos, no seas tan dramático, Yeun"

Presioné "enviar" y su respuesta se demoró menos de un minuto en llegar. Abrí el archivo adjunto que mandó, para encontrarme con una selfie bastante distorsionada de Lauren, Cudlitz, Norman y él. Suspiré nerviosa al ver a "Daryl Dixon" en la foto, no podía ver por completo su atuendo, pero, mierda, se veía tan atractivo como siempre.

"Te apuesto que estás aburrida en tu casa. Vamos, ven" decía el texto del mensaje.

Antes de alcanzar a responder el mensaje, una nueva ronda de tequilas llegó a nuestra mesa y me distrajo de mi conversación con el surcoreano. Miré el pequeño vaso dudosa, sabiendo que si seguía bebiendo las cosas se escaparían de mi control (si es que ya no se me habían escapado), pero ignoré a mi sentido común y de golpe dejé que el licor mexicano ardiera en mi garganta.

***

Bastó menos de una hora–que para mí fue como una eternidad– y unos tres o cuatro tequilas más, para animarme a ir a la fiesta en la que estaban mis compañeros de trabajo. Me despedí de mis acompañantes, quienes probablemente no notaron mi partida porque estaban peor que yo, y salí tambaleante hacía las calles de Senoia.

Tomé mi celular y me detuve unos segundos. Busqué a Steven Yeun en mis contactos, luego de que Siri no pudiera ayudarme, para avisarle que iría a la fiesta.

"ESta bin ya vou pparrra alllla", escribí y luego envié. El aire frío que golpeaba sobre mi rostro sólo me hacía sentir más borracha aún, pero, al menos, solo estaba a un par de cuadras del local.

"Creeeo que alguin estds muij evria", Steven respondió y me reí, divertida. Podía apostar que él estaba igual o peor que yo.

"Call a te esktipido chiiino"

Mis pasos eran inestables, y perdía el equilibrio con facilidad, pero lograba avanzar no tan lento. Sobria, me hubiera dado miedo estar tan tarde y sola caminando por la calle, pero con alcohol en mi sangre, me sentía libre e indestructible.

El encargado de seguridad se rió de mí cuando le dije mi nombre, pero de todos modos me dejó entrar al recinto, el cual se encontraba cerrado sólo para gente que estaba en una lista que contenía a todos los que trabajaban conmigo.

La música sonaba fuerte y, sin exagerar, me sentía eufórica. Afortunadamente encontré bastante rápido a Steven y, sin medir mi velocidad, me lancé a él. Ambos bastante borrachos, nos reímos y dimos pequeños saltos de felicidad. En un par de segundos, Lauren estaba sobre nosotros y Michael también. Ni siquiera me había separado por completo de ellos cuando unos fuertes brazos me rodearon.

-Normiiiiiiiiiie–Balbuceé en su oído y se rió. Sólo por su aliento, descubrí que él, al igual que los demás, al igual que yo, había bebido más de la cuenta.

-Estás borracha–Me molestó cuando ya nos separamos y, si es que era posible, me sonrojé más-Nunca te había visto borracha.

Le saqué la lengua, justo cuando Cudlitz me rodeó con su brazo y, apoyándome, también le sacó la lengua a Reedus. Normie arqueó una ceja y, con su brazo, me alejó de Michael y me apegó a él, intentando lucir amistoso.

-¡Va-vamos a bailar!

Yeun avanzó con ritmo a la pista de baile, de la mano de Lauren. Sin pensarlo dos veces, sujeté la mano de Norman y, sin hacerse rogar, me siguió a la pista de baile.

La música que tocaban era una especie de música disco, pero nuestro estado tenía tan atrofiado nuestras respuestas motoras, que simplemente nos movíamos como si bailáramos un lento.

Pegó su frente a la mía y nuestras miradas se unieron como imanes. Mis manos comenzaron a sudar y mis pulmones requerían más aire del que estaba inhalando. Cerré los ojos por un par de segundos, intentando calmarme, pero como no pude, sin avisarle a mi pareja de baile, comencé a caminar hasta la salida del lugar.

Sin darme cuenta de que él venía detrás de mí, recién noté la presencia de Reedus cuando sujetó mi brazo, haciéndome voltear.

-¿Qué sucedió?–Preguntó, alarmado, como si pensara que él había hecho algo.

-Necesito aire–Susurré y él asintió.

-Ven–Tomó mi mano y ahí estaban nuevamente esas estúpidas mariposas en mi estómago.

Pensé que iríamos al lugar por el que donde yo había entrado hace unos minutos, pero, en vez de eso, caminamos hasta un estrecho pasillo donde menos se podía respirar. Iba a reclamarle, pero cuando abrió una puerta que se hallaba al final del corredor, aprecié una escalera cuyo final no lograba ver.

-¿Adónde vamos?

-Ya verás. Subamos.

Y sin dudar en su sonrisa y sus palabras ni por un instante, lo seguí.

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Dos capítulos en una noche porque why not.

The Exception - Norman ReedusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora