Los caballeros negros galopaban por los prados bajo la noche estrellada. El aire a muerte y sangre navegaba en la brisa para dar el anuncio de una muerte anunciada. Los ejércitos se miraban andar con los banderines que demostraban su gran fidelidad hacia la hechicera que los había comandado a esparcir la muerte y la sangre desde hace varios años ya. Una guerra declarada por un ser de oscuro corazón que deseaba ver perecer cada reino bajo la espada reluciente de sus caballeros de la oscuridad. Ningún pueblo estaba a salvo, ni niño ni anciano tendría oportunidad una vez que el ejército de las sombras entraran con a fuerza más mortal a la provincia. Más que hábiles escuderos y espadachines, eran seres oscuros sin corazón, sin rostro... sólo con una armadura reluciente bajo la luna llena.
Así como la sigilosa noche, entraron a cada pueblo, a cada aldea, a cada reino para destruir y matar al rey que opusiera resistencia. Pocos sobrevivieron, pocos lograron mantenerse en pie para impedir que lo que se consagró como la maldición oscura les arrebatara su último aliento. Aquellos de sangre noble que aún quedaron en pie tuvieron que ver el perecer de su pueblo sin poder evitarlo.
La guerra se esparció tan rápido como el fuego mismo, y así el período más oscuro del reino empezaría. Aquel que sobreviviera debería de acatar las crueles reglas que la emperatriz oscura había consagrado, y la pequeña resistencia que aún quedaba, debería de pasar por hambruna y muerte. Las flores perecieron, el sol pareció ocultarse para siempre tras un manto de nubes grises, y los bandoleros y ladrones florecieron en la desgracia de toda una nación, ante una guerra que no prometía más que la muerte misma.
Los años pasaron, y la voluntad de vencer se quebró como las más frágiles de las hojas en invierno; los pocos reinos que aún quedaban en pie se sentían afortunados con sólo sobrevivir. Cualquier príncipe, princesa, rey o reina que aún quedaran con vida eran una débil luz de esperanza para su pueblo, la luz de que un día de aquel reinado de terror llegará a su fin; así, la hechicera oscura, para poder apagar toda señal de esperanza, toda oportunidad de rebelión maldijo a los castillos de sus reinos vecinos, al sufrimiento eterno. Mientras un único heredo al trono o rey viviera la hambruna arrasaría con su pueblo, las enfermedades se esparcieran por todo el reino y la muerte solitaria del último heredero real sería su castigo por desafiarla.
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Las primeras gotas de lluvia empezaron a caer del cielo grisáceo y lo que pareció en un principio como una simple llovizna se convirtió en una tormenta rápidamente. Puso sus manos sobre su cabeza y corrió al bar más cercano para poder escapar de la lluvia y refugiarse antes de seguir su camino. Sin lugar alguna ese era uno de los peores pueblos donde ella alguna vez hubiera pasado, y la verdad no quería pasar la noche ahí, sabía perfectamente que no era seguro; pocos tenían el valor para quedarse y mucho menos para vivir ahí. Abrió la puerta de madera, la cual dejó entrar una ventisca de aire helado haciendo que todos los papeles y algunas velas se apagaran por el viento indomable. Cerró la puerta detrás de ella exhalando un suspiro de alivio al encontrar refugio. Todas las miradas se fijaron en ella y una expresión molesta se hizo notar provocando que todos voltearan el rostro y de nuevo cada uno fijara sus ojos en sus propios asuntos.
–Hmph– bufó la murciélaga molesta –¿Es que acaso nadie por aquí ha visto a una dama entrar a un bar de mala muerte o qué?– habló para sí.
Caminó con petulancia, como era su costumbre, y se sentó en la barra en donde pidió un trago al cantinero quien accedió con una sonrisa. En un tarro de barro sirvió ante ella aquel líquido café burbujeante hasta llenarle y le sonrió nuevamente –Aquí tienes linda- halagó. Rouge hizo una mueca molesta y tomó aquel tarro para apaciguar su insaciable sed. El cantinero tomó un trapo blanco y de nuevo empezó a tomar tarros mojados para secarlos sin poder quitar su mirada de la chica que yacía empapada enfrente de él.
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A Cursed Rose
FanfictionUna maldición aqueja el castillo de lo que alguna vez fue una de las más poderosas familias reales, y un ente maligno ha decidido iniciar con su ronda de juegos sádicos y macabros a los miembros del mismo. La visita de dos burdos bandoleros es la úl...